miércoles, 23 de febrero de 2011

El Misterio de Layton Court, de Anthony Berkeley


T.O.: The Layton Court Mystery (1929)
Editorial: Lumen
Traducción: Miguel Temprano García
298 páginas
20,90 €

Argumento:

Victor Stanworth aparece muerto en la biblioteca de su casa. Uno de sus invitados, Roger Sheringham, sospecha que el aparente suicidio puede ser un asesinato y comienza a investigar.

Comentario:

Lo primero que llama la atención es la carta del autor al comienzo de la novela, según la cual: "... he intentado que el caballero encargado de resolver el misterio se comporte en lo posible como sería de esperar que lo hiciera en la vida real. Es decir, que no parezca una esfinge y que cometa uno o dos errores de vez en cuando. Nunca he creído demasiado en esos individuos de ojos de halcón y labios apretados que prosiguen su avance silencioso e inexorable hasta la solución del misterio, sin tropezar ni una sola vez ni seguir una pista equivocada; y no veo por qué en un relato detectivesco no se va a poder crear un ambiente natural, igual que en cualquier otra obra de ficción".

 O: "Igual me gustaría hacerte notar que he mostrado sin más todas las pruebas a medida que van descubriéndose, a fin de que el lector disponga de los mismos datos que el detective. Me parece la única manera correcta de hacerlo. Ocultar hasta el último capítulo una prueba vital (que, dicho sea de paso, normalmente sirve para que la solución parezca de lo más simple), y sorprender al lector haciendo que el detective arreste al culpable antes de dejarle vislumbrar siquiera las pruebas en que se basa para hacerlo no es, en  mi opinión, jugar limpio".

Esta especie de declaración de intenciones (cumplida) mediante la que el autor pretende establecer un juego con sus lectores puede suponer un interesante desafío a quien le guste "competir" con el protagonista de una historia de misterio para adelantársele en la resolución del caso. En la novela, se sigue casi en todo instante a Roger Sheringham (excepto un par de escenas protagonizadas por Alec) con la "complicidad" de un narrador que relata con un desparpajo en ocasiones demasiado coloquial tanto algunas características de su personalidad como las conclusiones a las que llega mediante la observación e interpretación de hechos y situaciones tras decidir, en apariencia con poco más que su deseo de desentrañar un misterio, que lo que parece un suicidio con nota incluida es un asesinato.

La presencia constante de Roger y su amigo Alexander (Alec) Grierson, se erige en un arma de doble filo. Mientras la parte dedicada a la acumulación de evidencias, su interpretación a veces errónea y las especulaciones del protagonista, cuestionadas por su Watson particular (en ocasiones se llaman mutuamente como los personajes de Conan Doyle y establecen la relación tradicional detective inteligente/ayudante obtuso), sigue las clásicas convenciones de la novela detectivesca, se descuidan otros aspectos. Entre ellos crear alguna trama paralela a la resolución de un caso que ni siquiera está claro que exista, como la interacción con el resto de los personajes, en su mayoría comparsas al servicio de Sheringham y su aleatoria elección de sospechosos, pendientes de ser interrogados y sin vida ni escenas propias (en varios casos ni se concreta lo que ocultan).

Ni siquiera Roger y Alec se desarrollan mucho más allá de lo necesario para establecer la dinámica Holmes/Watson que hace avanzar la investigación. El romance de Grierson con Barbara Shannon (una de las invitadas que, pese a la importancia de su cometido, pronto desaparece de escena) o las comparaciones ligeramente metaliterarias de Sheringham entre los detectives literarios y los reales ocupan una parte mínima de la historia que quizá hubiera merecido ser ampliada.

Quizá lo más interesante ocurre en el último capítulo, con el caso cerrado como suicidio y Roger a solas con el asesino confeso, el protagonista se erija en jurado y juez de lo sucedido, tomando una decisión con tintes morales que no le corresponde, cuestionada levemente por un culpable reticente a aceptar la solución propuesta.

En resumen, en "El misterio  de Layton Court" su autor cumple con lo que "promete", presentando una historia al estilo de sus contemporáneas (los años 30 del siglo XX, con Agatha Christie y Dorothy L. Sayers como exponentes destacadas) en la que realmente cuenta todo lo que ve y piensa su protagonista, Roger Sheringham, con las consecuencias que esto conlleva (es difícil que alguien con amplias lecturas del género no deduzca casi desde el comienzo la identidad de un asesino obvio en quien el protagonista no piensa hasta el final), consiguiendo una primera novela un tanto sencilla, sin muchas complicaciones, de lectura ágil y entretenida.


Nota: 

Como es cada vez más habitual, en la novela hay alguna errata y frases "confusas", como una de la página 21: "Una segunda notita encantadora había seguido la estela de la segunda"... (Es de suponer que sigue la estela de la primera...)



*** Thersuva ***


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miércoles, 16 de febrero de 2011

Mujer abrazada a un cuervo, de Ismael Martínez Biurrún


Mujer abrazada a un cuervo
Ismael Martínez Biurrún
Salto de Página
295 páginas


Argumento:

Un científico le pide a su hija, Cruz, que investigue un curioso caso: una mujer que pare a niños muertos con síntomas de una enfermedad que podría ser la peste. Esta mujer achaca los hechos a una supuesta maldición que acarrearía su familia desde el siglo XVII, cuando en su pueblo de origen, Lortia, estalló la peste, y un médico francés fue asesinado por culpa de un amor prohibido. Cruz, que puede viajar en el tiempo, con ayuda de su amigo Michi, tratará de resolver el caso...

Comentario:

La obra que nos ocupa, por su temática, podría circunscribirse al género fantástico (más que al de ciencia ficción) pues la capacidad de la protagonista para "viajar" en el tiempo carece en la novela de explicación, ni científica ni de ningún tipo. Así pues, lo que es su "originalidad", es, al tiempo, el pilar que sustenta todo el argumento y en cierto modo (con el peligro que eso conlleva), y en algunos momentos, una solución a los conflictos demasiado fácil y "deus ex machina". Porque no solo puede viajar con la imaginación sino incluso físicamente e interaccionar con el entorno del pasado, con lo cual ya se imagina el lector lo que ocurrirá... En esto (y en las descripciones y ambientes oníricos) me ha recordado a la serie de "Pesadilla en Elm Street", solo que con visiones (o "safaris") en lugar de sueños.

La trama es bastante más sencilla de lo que parece. Al conflicto de la protagonista con su don y con su familia (explicado por varios flashbacks), se le une una investigación científica que tiene lugar en la actualidad y también en el siglo XVII. Se trataría de averiguar por qué razón las mujeres de cierta familia del pueblo de Lortia dan a luz niños muertos con apariencia de sufrir la peste, y si esto es debido a una "maldición" como cree la última madre afectada o de un "virus" latente y combinado con el ADN que se hubiera perpetuado desde antaño.

Dejando aparte que la peste, en lo poco que sé, es provocada por una bacteria, ya desde el principio nos imaginamos que no se trata en absoluto de una maldición, pues el autor se decanta por el tratamiento más "realista" (menos en lo de los poderes de Cruz; esto produce un efecto chocante en el lector). El hecho de que la investigación se resuelva casi en un noventa por ciento de los casos con más "visiones" de la protagonista rebaja un poco el interés de esta trama en la parte del presente. Pero la historia del médico, que se nos cuenta al principio, luego se vuelve a repetir, con muy poca variación, sin casi nuevas revelaciones. Es como si la premisa argumental inicial se alargara demasiado. Por otra parte, un lector avispado enseguida adivina quién mató al médico y a su amante y por qué. También me ha parecido que se exagera el valor de ciertas pruebas encontradas. Por ejemplo, el cura del presente que cobija como si fuera un secreto increíble un libro con las confesiones de las personas que tuvieron participación en los hechos del pasado, y lo oculta celosamente. Y digo yo que tampoco era para tanto, puesto que esa gente ya había muerto hacía siglos.




La novela me ha parecido bastante previsible en varios puntos, por ejemplo, sobre la persona de la que ha heredado la protagonista su don (es que hay algunas "casualidades" que cantan un poco), y lo que ocurrirá al final. Sin embargo hay que reconocer que en lo formal, está muy bien estructurada, de forma que el autor logra unir todas las tramas coherentemente, creando una obra solvente, y de cierto nivel literario, donde casi todos los elementos mencionados tienen que ver (el grabado del médico de la peste, el traje de "cuervo", la familia de Cruz, los estudios de Michi, etc). Se nota un gran estudio y trabajo a nivel estructural.

La prosa, sin embargo, en ocasiones resulta demasiado ampulosa y preciosista, un poco alambicada. Es correcta, no digo que no, y denota un cierto ejercicio de estilo por parte del autor. Pero, repito, hay algunas metáforas y tropos algo exagerados que te sacan de situación y parecen estar ahí solo para supuesto lucimiento. Además de recargar en exceso y ralentizar. Digamos que pareciera como si el autor buscara la "alta literatura", pero con una novela, en el fondo, de género, lo cual produce un efecto artificioso.

Los protagonistas, Cruz y su ayudante Michi, me han parecido demasiado "poderosos" y perfectos, sobre todo él, casi un genio, aunque están bien construidos y tienen ciertos detalles que les otorgan entidad propia, o al menos no son solo nombres, como en otras novelas de este género. Me ha gustado la relación entre ambos, alejada del estereotipo de romance entre compañeros.

En resumen, una novela de género, contada como si no lo fuera, con una prosa poco natural, con buena estructura interna, aunque para mi gusto algo previsible en su resolución, que resulta en cierto modo original dentro de lo que estamos acostumbrados a ver.

Off topic: He creído detectar algún error en el manejo del viaje en el tiempo, aunque no estoy segura. Si alguien ha leído el libro tal vez pueda aclararlo:

Spoiler (selecciona para leerlo): Cruz viaja al pasado llevando medicinas contra la peste, antibióticos, en concreto. Ella sabe que en el futuro una de las familias se libró de la maldición, es decir, de la peste. Cuando ella le entrega los antibióticos a la antepasada de esa familia, entendemos que fue por eso, porque Cruz se los dio y se curaron. Sin embargo, mientras ella realiza el viaje al pasado, su colega Michi descubre que la bacteria era en realidad un virus, con lo cual ¿cómo se curó esa familia con los antibióticos si estos, en teoría, no sirven para los virus?


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viernes, 11 de febrero de 2011

Morir a los 27, de Joseph Gelinek


Editorial: Plaza & Janés
500 págins
18,90 €
Ebook formato EPUB: 13,99 €

Argumento:

El cantante John Winston es asesinado en la habitación de un hotel tras un multitudinario concierto en Madrid. El inspector Perdomo investiga el crimen con la colaboración de la periodista Amanda Torres.

Comentario:

Esta tercera novela de Gelinek se desmarca ligeramente de las anteriores, principalmente, o lo más obvio, por sustituir la relación con la música clásica que "protagonizaba" las otras novelas, por la música pop, aunque también hay diferencias en la forma de investigar el crimen, como que apenas se alterna la acción del presente con la del pasado, en esta ocasión cercano (un par de capítulos, nueve meses atrás), y relacionado con la trama.

Además, enseguida se descarta el esquema clásico de presentar varios personajes y sus motivos (los compañeros de "The Walrus" dejan de ser sospechosos tras la primera entrevista), por lo que pronto quedan pocas opciones, aunque eso no disminuye el interés en la lectura.

Curiosamente, aunque en principio parece seguirse la estructura convencional de los policías interrogando a los sospechosos (Los compañeros de "The Walrus", la viuda, cierto "pirata" informático...) la mayoría se descartan enseguida, dando la impresión de una excesiva sencillez en la forma de relatar la investigación.

En cuanto a la redacción, se nota una apreciable mejora respecto a las novelas anteriores: prosa más ajustada, una buena planificación en la que cada escena tiene su razón de ser en la resolución del crimen (el encuentro de casi todos los personajes en el concierto del primer capítulo, la partida de póker en casa de Amanda, que sirve de preparación para la más relevante, y quizá demasiado larga, del final), y retorno al sentido del humor presente en "La Décima Sinfonía" y olvidado en "El violín del diablo", con pasajes bastante ingeniosos (casi todos protagonizados por Amanda Torres).

La presencia constante de John Lennon desde el comienzo (se relata la escena de su muerte) no es una mera anécdota, como tampoco lo es la "confesión" que hace su asesino, Mark David Chapman como autor del crimen actual, sino una parte muy importante, sobre la que se vertebra la novela. En torno a él (y en menor medida otros músicos, algunos miembros del llamado Club 27) se construye toda la historia, varias de sus características son las del asesinado John Winston, al igual que su nombre y el de su grupo, los títulos e inspiración de sus canciones o la forma de morir (quizá a manos de la misma persona...) dando la impresión de que el autor realiza un sentido homenaje a Lennon y a lo que significa en el mundo de la música.

Aunque la creación del personaje de Winston pudiera considerarse "fácil" al recoger características de personas reales y el de Perdomo apenas evolucione desde la novela anterior (las únicas alusiones personales son las relacionadas con su vida "sentimental" y su lectura de la revista ¡Hola!), el de Amanda Torres es, desde su primera aparición ataviada con un vestido hecho de condones en el concierto de "The Walrus", el mejor desarrollado de la novela.

Amanda es una sidekick muy completa que cumple múltiples cometidos en la historia, y todos de importancia. Entre los más evidentes está su conocimiento de la música pop (oportunamente está escribiendo una biografía novelada sobre John Winston), que se utiliza para aportar las anécdotas musicales que caracterizan las novelas de Gelinek, además de informar sobre los paralelismos entre las vidas de Lennon y Winston. También actúa como alivio cómico, aportando las dosis de humor e ingenio que agilizan la lectura (está siguiendo tres regímenes de adelgazamiento porque con uno pasa hambre) o contribuye activamente a la investigación del asesinato (analiza las distintas opciones con Perdomo). Incluso se erige en "interés romántico" (se insinúa "sutilmente" a un Perdomo que agradece tener su arma a mano, por si acaso...) o da su opinión sobre temas como la piratería cultural, xenofobia etc... Y quizá es lo más interesante de "Morir a los 27".

Como objeciones se pueden resaltar un final quizá algo sencillo (aunque cierra el círculo y "justifica" todo lo relatado anteriormente en una novela en la que apenas hay texto de relleno) o la presencia de algunas erratas, que van desde poner el singular una palabra que es en plural, el género masculino por femenino, varias comas mal colocadas, repetir dos veces la palabra años (pág 325) o llamar Lawrence a Laurence Olivier (pág 317), algo que en ningún momento obstaculiza ni disminuye el disfrute de una lectura muy entretenida.

Otras novelas de Gelinek reseñadas en este blog:



*** T ***


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sábado, 5 de febrero de 2011

El Desierto de los Tártaros, de Dino Buzzatti


El desierto de los tártaros
Il deserto dei tartari
Dino Buzzatti
Traducción: Esther Benítez
Alianza Editorial
270 páginas


Argumento:

El teniente Giovanni Drogo es destinado a la remota fortaleza que vigila el Desierto de los Tártaros, un lugar en la frontera, donde hace años que no ocurre nada. Sin embargo, los soldados de la guarnición viven obsesionados con un hipotético ataque de los enemigos. Drogo, al no sentirse cómodo en la fortaleza, tratará de lograr un permiso médico, pero los acontecimientos hacen que sin que pueda evitarlo, se vea más y más atrapado por la atmósfera axfisiante de La Fortaleza. Durante años espera la guerra para demostrar su valía...


Comentario:

Esta obra de Dino Buzzatti me ha sorprendido gratamente, pues dado el argumento, que parecía a priori algo escueto, esperaba una novela ardua, muy filosófica y artistica. Sin embargo, me he encontrado con un texto de aparente sencillez en cuando a la redacción, pero que encierra una auténtica obra maestra.

La historia del teniente Drogo en la Fortaleza que controla el desierto de los Tártaros en el fondo no es más que una metáfora sobre la vida humana y el ansia de realización. El autor nos narra un amplio arco temporal desde que el teniente es destinado a la Fortaleza hasta que muere, desde sus años jóvenes a la vejez y la enfermedad, en un relato de fuerte simbolismo en cada una de sus escenas, pero no por ello hermético ni reservado a intelectos superiores. En cierto modo, me ha recordado a Pedro Páramo, pero menos onírico, más realista.

Al principio, el teniente ve aquel destino como provisional, pero año tras año y por diversos motivos, va quedándose. La inevitabilidad de tal destino produce una sensación fatalista, o una imagen de la Fortaleza como un ámbito claustrofóbico que repele y atrae al mismo tiempo, con poder para hipnotizar y retener mágicamente a sus habitantes. Toda la guarnición por lo demás, aguarda una invasión o una guerra que nunca llega, se fija en pequeños indicios de movimientos de tropas... La obsesión de los soldados por tales indicios se arrastra durante años y años, alterando su percepción del paso del tiempo.

Como anteriormente se mencionó, no abundan las peripecias en la novela, lo cual no significa que sea aburrida. La acción es intelectual, principalmente, aunque no falta algún lance. Lo más destacado es su prosa limpia, pero no exenta de poesía en las descripciones de la fortaleza y del desierto que domina. Con gran efectividad se crea un ambiente entre surrealista y misterioso, en el que el espacio ejerce un poder fascinador. Contribuye a la ambientación atemporal el hecho de no estar ubicada la acción en un lugar concreto y reconocible, al uso de nombres y apellidos de diversas procedencias (aunque abundan los italianos), a la descripción casi mágica de los sonidos, colores y espacios... Todos esos detalles combinados permiten una perfecta identificación de cualquier lector con el personaje, sometido a la angustia existencial del deseo de que ocurra algo que dé sentido a su vida, que rompa la monotonía, que le permita mostrar lo mejor de sí mismo, que le permita en este caso, ser un héroe; toda una vida de espera que se resuelve en una ironía brutal que implica que cuando llega su oportunidad ya está demasiado impedido y viejo para afrontarla, y es retirado del servicio. Toda una metáfora de la vida.

La escena final, donde Drogo se enfrenta a la guerra crucial del ser humano, la muerte, es de una gran profundidad, belleza y emotividad, también porque pese a todo emana un cierto perfume de optimismo, y muestra el verdadero coraje del teniente.

Un clásico moderno de absorbente y profunda lectura, asequible a cualquier lector y muy recomendable especialmente a los jóvenes.

Existe una película de los años 70 inspirada en esta novela, y protagonizada por famosos actores italianos, españoles y franceses.

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