miércoles, 7 de noviembre de 2007

El Mesias Ario, de Mario Escobar


  
Argumento:

1914. Tres profesores extranjeros que aparentemente no tienen relación entre sí, aparecen con horribles automutilaciones en las salas de la Biblioteca Nacional. Los agentes Hércules Guzmán Fox y George Lincoln, acompañados por la joven Alicia Mantorella, se verán obligados a desentrañar un enigma mucho más grande de lo que parecía al principio (revelado a través de un libro escrito por Vasco Da Gama, donde se nombra a un cuarto Rey Mago y la posibilidad de un futuro Mesías Ario), y para ello recorrerán varias ciudades europeas, evitando a peligrosos terroristas, sectarios, espías, etc..., con el telón de fondo de los acontecimientos políticos que precipitaron el inicio de la I Guerra Mundial.


Comentario:

En el segundo libro de Mario Escobar, autor de "Conspiración Maine", podemos apreciar una sustancial mejora en cuanto al uso de las estructuras narrativas y los recursos literarios. Lo que en el libro anterior se apuntaba, aquí ya está plenamente desarrollado, con una mejor planificación de escenas y de la trama, que configura una novela de género de ritmo sostenido y con la inclusión de giros dramáticos que acrecientan el interés. Por ejemplo, cuando se descubre que cierta conclusión a la que habían llegado no era lo que todos creían, y eso produce un vuelco en la investigación.

La palabra "interesante" es quizás la que mejor define la novela. No solo por la aventura en sí misma, que contiene los ingredientes clásicos (investigación, pistas, un libro misterioso, leyendas y profecías que amenazan al mundo), sino también por los temas que toca, no muy trillados (o en algún caso nada trillados). Así que nada de alquimias, griales ni templarios. Mario Escobar, historiador, nos habla en las páginas de su libro de Artabán, el cuarto Rey Mago, y de otros asuntos poco conocidos (lo relativo a Vasco de Gama). Es posible que para personas interesadas, la parte donde se desgranan las vinculaciones de la ariosofía, teosofía y otras corrientes mágicas, con los orígenes profundos del nazismo sean de común conocimiento, pero intuyo que el lector medio encontrará novedosas estas informaciones, en especial la visión de ciertos personajes históricos que luego darían mucho que hablar. Es una oportunidad para conocer a Haushofer (inspirador de descabelladas teorías como la de la Tierra Hueca), Von List (un benedictino renegado y racista, antisemita), Madame Blavatsky (fundadora de la Teosofía), Nietzsche (filósofo manipulado y tergiversado hasta la saciedad) y muchos más.

La división del libro en tres partes marca muy bien los diferentes estadios de la novela, que va avanzando y metiéndose en nuevos temas a medida que pasan las páginas. En la primera, se presenta a los personajes y al misterio que investigan. La presentación es sobria, pero efectiva, quizás debido a que los personajes ya son conocidos. En la segunda, van descubriendo novedades y hay sorpresas. Es difícil hacer el comentario de la que más me ha gustado, que es la última, para no destripar las sorpresas, pero incluso a mí, que estoy harta de leer libros y de anticipar los desenlaces, se me pasó por alto lo más obvio, lo relacionado con el Mesias Ario que ha de venir.

Hay menos personajes que en Conspiración Maine, pero contamos con los dos principales, los viejos conocidos Hércules y Lincoln, quince años después de su primera aventura. Me ha gustado la evolución de Hércules, que en el libro anterior era un borracho que vivía en burdeles y ahora ha mejorado de vida; Lincoln, cuya característica diferenciadora es que es un policía negro en aquellos tiempos racistas, se muestra muy romántico en esta nueva entrega, aunque bastante reservado y tímido. El personaje que menos me ha llegado ha sido el de Alicia, que me parece poco dibujado, y que solo aparece para que "haya una chica", en mi opinión. Sin embargo, si me parecía interesante el de su padre, el almirante Mantorella, que no se desarrolla totalmente. Como ya sucedía en Conspiración Maine, Mario Escobar nos introduce en la trama a personajes reales, como Ramón del Valle-Inclán, del cual señana su afición por la teosofía y el esoterismo, u Ortega y Gasset, que aparece echando un discurso. En esta novela, estos personajes reales están mucho mejor imbricados en la trama, aunque Don Ramón tiene mucha participación al principio y luego desaparece de escena. De todas formas, creo que la creación de personajes o mejor dicho su posterior desarrollo es uno de los puntos menos fuertes de la novela. Por ejemplo, lo relativo a la historia de amor es todo muy tenue, muy tibio. Volviendo a Valle-Inclán, el autor ha incluido guiños a sus obras, como la frase "¡Mal Polonia recibe a un extranjero!", que aparece en "Luces de Bohemia", citada a su vez de "La Vida es sueño", de Calderón. Creo que la cueva de Zaratustra, que se nombra en la novela, aparece en Luces de bohemia. También hay algún guiño cultural en los nombres de los tres profesores mutilados.

Una cosa que destacaría en cuanto a la construcción de personajes es que los "malos" resultan muy creíbles. Todos tendemos a dotar a nuestros personajes de nuestras propias creencias y virtudes (las reales y las que creemos tener) pero cuando un autor es capaz de poner en boca de ciertos personajes doctrinas racistas y de otro tipo que seguramente abomina, y lo hace de forma que casi los ves convencidos y convincentes, ahí te das cuenta de que sabe abstraerse y vivir la novela realmente.

En cuanto a la prosa, la veo correcta y concisa, directa al grano, pero con descripciones y ambientaciones buenas sin necesidad de recargar, ni de añadir una sobredosis de "documentación". Por cierto, los datos históricos y documentales están muy medidos también, haciendo que el peso del libro se vaya más hacia la pura aventura, salpicada con escenas de acción (tiroteos, persecuciones, etc) y alguna escena de crímenes con lujosa descripción (la del manicomio me da un poco de grima). Los hechos históricos también intervienen de manera decisiva en la trama (como el atentado de Sarajevo), aparte de estar de fondo. Esto hace que la novela se lea con gran agilidad e interés. Mario también ha sabido utilizar el recurso clásico de los capítulos muy cortos y con un final que engancha para atrapar al lector.

Creo que los aficionados a la novela histórica con un toque de aventura y misterio no podrán hacer ningún reproche a este libro, que se desarrolla en una época turbulenta de la historia europea en la que se engendraría algo mucho peor, más turbio y siniestro que nadie entonces podía llegar a imaginar.

Aunque esto no es achacable al autor, hago notar ciertos errores de maquetación y bastante erratas, que por suerte, no interfieren en la lectura.

Algunos fragmentos de la obra:

"Hércules, Alicia y Lincoln decidieron dejar por unas horas sus investigaciones e ir a uno de los afamados restaurantes franceses de la ciudad. Caminaron por el amplio paseo del Prado y subieron por la calle del Congreso hasta una pequeña plaza llamada de Canalejas. Las chocolaterías seguían abiertas en pleno verano y el agradable olor de la canela machacada amortiguaba el hedor de las alcantarillas secas por el calor. Las calles empezaban a vaciarse y por las ventanas se escuchaban los sonidos de los cubiertos y los platos de porcelana. Alicia sostenía una pequeña sombrilla en una mano, mientras Hércules la paseaba del brazo. Lincoln se mantenía un par de pasos por detrás. La conversación con Alicia en la biblioteca había pasado de un tono cordial y cómplice a una verdadera disputa. Siempre había tenido una seria dificultad para contactar con las mujeres; no era timidez, más bien cierta arrogancia y una manera brusca de hablar, como si estuviese siempre a la defensiva."

"Unos ruidos en la trastienda les indicaron el camino en mitad de la oscuridad. Había libros por todas partes y a punto estuvieron de derribar alguna de las torres que ocupaban gran parte del suelo, pero en el último momento lograron esquivarlas. Hércules iba el primero con la pistola en la mano. Lincoln cubría a Alicia, que en último lugar empuñaba una pistola pequeña de dos tiros. Cuando estuvieron más cerca pudieron distinguir los ruidos, aquello parecía más bien gemidos y suspiros. El español miró a través de la puerta entornada y pudo observar a un hombre de espaldas. Su piel desnuda llena de vello se movía compulsivamente. Estaba de pie pero se zarandeaba de un lado para el otro. Hércules hizo un gesto para que Lincoln apartara a Alicia de la puerta y se la llevara al fondo de la tienda. No quería que ella viera el horrendo espectáculo."


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jueves, 1 de noviembre de 2007

El misterio de la casa Aranda, de Jerónimo Tristante


El Misterio de la Casa Aranda, de Jerónimo Tristante
Editorial: Maeva 
320 páginas
17 € 

Argumento:

En el Madrid de 1880 el ex delincuente reconvertido en subinspector de policía Víctor Ros, se enfrenta a dos casos. Por una parte un misterioso libro cuya lectura ha impulsado a varias mujeres a matar a sus maridos. Por otro lado, decide investigar en su tiempo libre los asesinatos de varias prostitutas, que parecen relacionados entre sí.

Comentario: (con spoilers

Tras unos capítulos que sirven de presentación, llevando al protagonista de su presente policial a su pasado como prometedor ladronzuelo e incluso menciona de pasada un futuro que quizá resta dramatismo a la trama, pues sabemos que Víctor Ros va a sobrevivir, comienza una historia que pronto provoca una sensación de déjà vu.

Para quien haya leído algunas novelas del género pronto se hace evidente un homenaje, que parece deliberado, al Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle, con su correspondiente Watson en la figura de Alfredo, policía mayor que le acompaña y admira sin reparos sus métodos deductivos.

En la actualidad, quizá debido a las reiteradas imitaciones de los métodos holmesianos por autores posteriores, estos ya no funcionan ni sorprenden como lo hicieran hace más de un siglo, por lo que en ocasiones las muestras de entusiasmo de su compañero Alfredo casi hacen sonreír, al igual que presentar al protagonista como un precursor de la medicina forense bajo los auspicios de su mentor, el aristocrático Don Alberto, Conde de Razes.

La novela también tiene paralelismos con las obras de Anne Perry protagonizadas por el inspector Thomas Pitt (sobre todo la primera, "Los crímenes de Cater Street", 1979), desde un protagonista humilde que ha de resolver un caso en la alta sociedad y se interesa, aparentemente sin esperanzas, por la hija de las personas que investiga, hasta el trasfondo histórico que se utiliza como base de los casos.

Quizá sea la recreación del Madrid de 1880 lo más logrado de la novela, con anécdotas entretenidas, a las que se podría poner un "pero", y es que en demasiadas ocasiones parecen pegotes que poco o nada tienen que ver con la trama principal, como que el protagonista va a tal o cual sitio y conoce a uno u otro personaje real de la época.

Hay una ocasión, cuando Víctor y Alfredo asisten a una corrida de toros, que la anécdota, bien narrada y con cierta agilidad en los diálogos, se ve lastrada por el tono explicativo que utiliza el autor, quien desaprovecha la oportunidad de presentar de forma vívida a un personaje del que, además, ya resalta antes (y después) que tiene pasión por los toros y un torero en concreto, y por su nieta.

Demasiadas veces da la impresión de que el autor no confía en su capacidad de hacerse comprender, o en la de quien lee, insistiendo una y otra vez en explicar como es o deja de ser Víctor Ros, de quien se sabe lo brillante que es y su gran mérito sobre todo porque el narrador (autor) lo dice, sin dar la opción de que cada cual se haga su propia composición de este y los demás personajes y de los sentimientos que le despiertan.

También se insiste varias veces en hacer un listado de posibilidades y misterios por resolver en un intento poco afortunado de crear intriga sobre cosas que no la tienen.

Quizá debido a que se da todo explicado y mascado, los diálogos resultan fríos, superficiales, en su mayor parte meros vehículos para desarrollar los casos, excepto en un par de conversaciones entre Víctor y su adorada Clara, donde la joven demuestra tener más personalidad e inteligencia de lo que el policía pensaba.

Cuando se han leído muchas novelas de misterio resulta muy difícil sorprenderse ante la revelación de la identidad del asesino, puede ser por eso que el autor decida dividir la responsabilidad entre varios personajes, siempre habrá alguno, pese a lo limitado del elenco, cuya culpa resulte inesperada.

Sin embargo, este recurso deja pocas opciones en cuanto a la forma de resolución de cada subtrama, que en esta novela se limita a lo más utilizado. Nada menos que tres personajes deciden confesarse ante Ros, uno detrás de otro, y explicarle sus motivaciones, desde el clásico "te lo cuento porque luego voy a matarte y de paso presumo de inteligencia superior" (de cuya implicación no se da ninguna pista), al que pretende justificar lo que ha hecho (narrando en inapropiada primera persona y con todo lujo de detalles el origen de su conflicto en lo que parece un homenaje al Conan Doyle de "Estudio en Escarlata" al incluir una narración dentro de otra) o quien busca su aprobación (y es, casi, el sospechoso más obvio).

Algunas incongruencias del protagonista, como dar información privilegiada a un personaje convirtiéndole automáticamente en sospechoso, la previsibilidad de lo que va a suceder a otros, o la insistencia en explicarlo todo por parte de un narrador que en demasiadas ocasiones no deja alternativas para la visualización de sus protagonistas, sumado a una forma de narrar convencional en la que lo más destacable es la recreación histórica, hace de esta una novela entretenida y fácil de olvidar.


Otras novelas del autor reseñadas en este Blog:

-  "El caso de la viuda negra" 

- "Víctor Ros y el gran robo del oro español"


Las aventuras de Víctor Ros han sido adaptadas para televisión, protagonizadas por Carles Francino (Víctor), Esmeralda Moya (Clara), Megan Montaner (Lola), Tito Valverde (Armando), Tomás del Estal (Blázquez), Helio Pedregal (Aldanza) etc...


Víctor y Clara
Víctor y Lola


*** T ***

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