viernes, 20 de junio de 2008

Contrato con Dios, de Juan Gómez-Jurado

 Contrato con Dios
Juan Gómez-Jurado
Ediciones El Andén
400 páginas



Argumento:

 Un millonario organiza una expedición a Jordania en busca del Arca de la Alianza, a la cual se incorpora un cura del Vaticano y una periodista española. Pero no son los únicos enterados del asunto: el Mossad y los terroristas islámicos, amén de espías americanos pululan por allí. ¿Cómo terminará la cosa?

Comentario:

Lo más llamativo de esta novela es su clara vocación de thriller internacional, o mejor dicho anglosajón. Si no supiéramos que el autor es español fácilmente podríamos creer que se trata de un americano. Y no solo por el estilo literario, de redacción correcta, pero en exceso funcional, sin adornos, algo aséptica, sino también por los temas, la técnica y la manera de tratarlos.

Como suele suceder en los bestsellers "anglosajones", el autor se ha documentado a conciencia (no a base de google, sino incluso viajando a los lugares de los hechos), y eso se nota en la cantidad de detalles que se muestran en la historia, especialmente los relacionados con asuntos tecnológicos, militares, de espionaje o de política exterior. Hay muchas referencias también a la actualidad o a la historia reciente (alusiones a la guerra de Irak, a los nazis, la prisión de Abu Ghrair, el integrismo islámico). Se describen tipos de aviones, de armas, de sistemas tecnológicos... pero pocos paisajes o estados de ánimo.

Los personajes son muy numerosos, tanto que a veces no eres capaz de "hacerte" con todos. Los principales, sin embargo, están descritos con eficiencia, en especial la protagonista, Andrea. Gómez Jurado ha creado una biografía para su personaje, y conocemos mucho de su vida y forma de ser, aunque luego eso no se involucra en exceso con la trama. Y, además, parece que las descripciones son "externas", desprovistas de emotividad. Es poco creíble que personas sometidas a experiencias tan extremas reaccionen tan poco, como si les diera igual estar a punto de morirse. Algo que tampoco me gustó  es que se detiene en la vida de Marla, una secundaria o terciaria, cuyas vivencias en realidad no aportan mucho, salvo hacer alusión a la presencia americana en Irak y algunos aspectos de la cultura afroamericana. Casi lo mismo podría decirse de Orville.

En cuanto a argumento y trama, en principio resulta interesante, al mencionarse la búsqueda de un objeto de poder, tan famoso como el Arca de la Alianza, motivo indianajonesco por antonomasia, sin embargo, la forma de resolverse opta más por la acción y el espionaje que por la aventura. Para mi gusto personal hay demasiada acción o mejor dicho, demasiadas "acciones" que pretenden hacer la narración más fluida y al menos en mi caso, obran el efecto contrario, el de "mucho ruido y pocas nueces". Es curioso que parece que pasan cosas y sin embargo, la historia avanza muy poco, pudiendo decirse que argumento es algo breve: una expedición parte a Jordania a buscar el Arca. Poco más ocurre. Y a veces lo que ocurre es algo confuso o no está suficientemente justificado. Mientras lees te surjen preguntas relacionadas con la verosimilitud de la historia, como por ejemplo, cómo es posible que en una expedición que se supone supersecreta (incluso hay infiltrados de varios servicios de espionaje) vaya ¡una periodista!, a la que, para mayor inri, intentan asesinar en dos ocasiones sin que se sepa muy bien por qué razón. Parece una presencia algo forzada. La inclusión de un prólogo ambientado en la Alemania Nazi, donde se presentan unos personajes de origen judío, cuyas historias se intercalan en la narración principal, revela que alguno de los miembros de la expedición tiene vínculo con tal subtrama (es fácil adivinar de quién se trata)

No se puede negar que como bestseller (en el sentido de obra hecha exprofeso, con los ingredientes canónicos) la obra está muy lograda, a la altura de las de autores anglosajones. A ese respecto, imposible reprocharle nada, cumple su objetivo. No es de extrañar, pues, que haya gustado tanto dentro y fuera de nuestro país, pues es un estilo "internacional", pero para quien busque originalidad o un estilo propio, una voz narradora personal, emociones, aventura o incluso un "mensaje", puede ser una lectura frustrante.

A mí se me ha hecho muy larga, pese a no contener casi descripciones y ser muy fluida y dialogada.
 

Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión.

domingo, 15 de junio de 2008

La profecía 2013, de Francesc Miralles


La Profecía 2013
Francesc Miralles
Ediciones Martínez Roca, S.A.
414 páginas



Argumento:

Leo Vidal, un periodista americano de origen catalán, recibe el encargo de un misterioso judío de que recupere unas cartas pertenecientes a la correspondencia de otro judío con Jung. Pronto se ve involucrado en varios crímenes y en un alucinante viaje a Albania y la isla griega de Patmos en compañía de una mujer con ciertos síntomas de locura. En la isla descubrirá una extraña sociedad con no menos extraños planes para la Humanidad...

Comentario (con spoilers):

Hacía mucho tiempo que no leía un libro cuya contraportada fuera más desacorde con el contenido. Se nos dice "un kabalista autodenominado Kynops, líder de Renacimiento -una organización ecologista ultraviolenta-, se ha instalado en Patmos para recibir la nueva profecía, según la cual la humanidad debe tocar a su fin en el año 2013. Mientras busca unas misteriosas cartas robadas, el periodista Leo Vidal se encontrará persiguiendo la pista de unos crímenes que siguen deliberadamente los arquetipos de Jung, un anzuelo para llevarlo hasta las entrañas de Renacimiento..." Dejando aparte la cantidad de spoilers por línea que meten los redactores de la editorial, leyendo eso parecería que estamos ante una trama de típica novela de aventuras esotéricas, cuando no es cierto en absoluto. Yo la calificaría más bien de novela de aventuras delirantes y casi como medio en broma. Es un argumento que no se puede tomar en serio, y que se debe leer a sabiendas. Por cierto, tampoco la portada tiene nada que ver con el argumento.

En primer lugar, resulta poco justificado que le encarguen a Leo Vidal la misión de recuperar unas cartas robadas. El autor no se molesta en darnos razones, simplemente es el protagonista y tiene que ponerse en acción como sea. Y la acción también va a trancas y barrancas, siguiendo unas pistas algo volátiles, por ser generosa. La mención a la fatídica fecha de 2013 parece elegida por cuestiones de marketing, como ahora está tan de moda decir que el fin del mundo ya lo adivinaron los mayas (el 2012 es cuando termina su calendario, así que este introduce una leve variación); lo de Jung aún es más delirante. El millonario que quiere sus cartas pretende utilizar las teorías del psicólogo como una especie de Biblia para el futuro de la nueva humanidad que sobreviva a la catástrofe. No recuerdo que los crímenes estén basados en los arquetipos, como reza la contraportada, pero bueno, hace ya varios días que lo leí...

A lo largo del libro se nos resume más o menos alguna idea de Jung, de forma bastante didáctica y anécdotica. En realidad, el texto está salpicado de anécdotas de todo tipo, algunas interesantes, no se puede negar. Lógicamente, y dado que la trama es tan rocambolesca e increíble, una no puede menos que fijarse en estas informaciones curiosas que nos da el autor, en especial las referidas a Albania, que nos describe casi como si fuera una guía turística. El país, como es de imaginar, está descrito como una nación extraña, con abundantes cortes de luz, llena de bunkers, malas carreteras  y muy surrealista (al parecer el autor viajó hasta allí para documentarse).

Pero lo que supera toda suspensión de la incredulidad es esa secta o lo que sea que ha organizado el millonario islandés en la isla de Patmos, y que pretende eliminar a toda la raza humana, excepto a unos pocos elegidos, para favorecer su renacimiento. Allí tienen organizados sus laboratorios de experimentación y toda la parafernalia típica en estos casos. Si bien esto podría tolerarse, lo que ya resulta del todo absurdo es que el millonario le cuente sus planes a Leo con la intención de que se una a él (bueno, sí, es argumento típico de toda la vida, pero no por ello deja de ser estúpido). Y luego, para colmo, Elsa, su acompañante, resulta que conocía al millonario, y este "se deja matar" por ella, por una especie de pacto. Sería muy largo de contar, y muy spoileriante, pero al final da la impresión de que este montaje del fin del mundo solo sirve al propósito personal de Elsa y el islandés, y de su pacto suicida. Es decir, que te parece que el autor se ha burlado un poco de ti. Claro está que como no te lo habías tomado en serio, y más bien te partías de risa con cada ocurrencia, pues te da igual. Confieso que la novela no me aburrió, y me pareció entretenida, quizás por su componente delirante.

La prosa es correcta, ágil y fácil de leer (y puesta en una letra gordísima que aumenta ladinamente el número de páginas para que la gente no tenga tanto reparo en pagar los 21 euros que cuesta el libro...); los diálogos, sobre todo los entablados entre Leo y Elsa, son bastante ingeniosos y divertidos. Así que llegas al final con bastante rapidez, pero tan pronto lo logras, olvidas todo lo leído. No parece que sea una novela muy profunda, ni siquiera en el planteamiento ecológico que defienden los "villanos" de la historia. El autor demuestra estar muy documentado, y poseer una cierta cultura, que se filtra a través de las citas y referencias sobre libros, música, películas, etc, muy numerosas, que aparecen en el libro.

En cuanto a los personajes, el más definido es Vidal, claro está, puesto que nos narra en primera persona sus aventuras, y de vez en cuando hace alguna reflexión. El autor nos lo muestra también en familia, con su novia (que lo deja repentinamente) y su hija rebelde, en unas escenas que sacadas de contexto bien podrían pertenecer a una novela costumbrista con cierta dosis de humor. Su acompañante de aventuras, Elsa, parece una sicótica. Tiene unos comportamientos erráticos, y pasa de la abulia a la insinuación sexual clara (se mete en la cama del prota) de un minuto a otro. Incluso se insinúa que toma una "pastilla", o que pueda ser "bipolar". En todo caso, hace cosas rarísimas, aunque se muestra inteligente en algunos de sus pensamientos y diálogos. El tercer personaje principal, el islandés, es bastante inverosímil, la verdad, y seguramente también está loco. O eso, o el autor ha creado unos personajes que se comportan de manera irracional al servicio de una trama sin pies ni cabeza, pero que no se puede decir que no sea divertida (al menos para mí, que aprecio estos dislates)

En resumen, una novela artificialmente abultada en su extensión, con una trama delirante, pero entretenida si se lee con pocas expectativas. Además, aprenderán muchas cosas sobre Albania... por si les apetece ir.


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martes, 10 de junio de 2008

El cuarto reino, de Francesc Miralles



Editorial: Martinez Roca
412 páginas
21,50 €
Argumento:

El periodista Leo Vidal recibe el encargo de encontrar una fotografía que acredite la presencia de los nazis en Montserrat durante 1940.

Comentario (con spoilers):

Tras un prólogo en 1940 que parece dejar claro que la novela tratará de la ya clásica búsqueda del Grial, comienza lo que parece una guía de viajes relatada en primera persona por el periodista Leo Vidal, un norteamericano de origen catalán que se mueve con soltura por todo el mundo.

En la primera parte (La máscara del miedo), que transcurre en Suiza, además de unas cuantas anécdotas sobre el país y sus habitantes, el protagonista encuentra "señales" por todas partes, desde la reseña en un periódico sobre la muerte de un conocido con quien había coincidido en la universidad hasta una exposición de la obra de Paul Klee o las frases publicitarias en los sobres de azúcar que lee mientras espera en el aeropuerto.

En un principio parece que todas estas coincidencias puedan tener importancia en la trama, aunque sólo sea por su insistencia. Al continuar la lectura se hace evidente que no es así, por lo que quizá se trate de un intento de humor o ironía por parte del autor...

Cuando el protagonista llega a Japón y continúa con su guía de viajes y anécdotas, aparecen mujeres bellas y misteriosas y se le muere cada persona con la que se encuentra justo tras darle la información que necesita, se impone la reflexión.

Se trata de una novela escrita en primera persona, una elección que podría deberse a un intento de propiciar la identificación con el protagonista y lo que le ocurre, aunque también podría intentar disimular los limitados recursos del autor para crear escenas y situaciones e incluso para justificar lo que sucede.

Como los acontecimientos son narrados desde su punto de vista sólo se sabe lo que Vidal, por lo que desde el principio de la historia hay que realizar casi un acto de fe para continuar leyendo. Al protagonista le dicen que realizar una investigación rutinaria con éxito le convierte prácticamente en la única persona que puede cumplir con éxito el siguiente encargo y se lo cree.

Él, y eso que es periodista, no se cuestiona en ningún momento la veracidad de la supuesta misión, ni se interesa por conocer la identidad de su contratador, sólo se deja llevar de un lado a otro aceptando como válido todo lo que le pasa.

La historia avanza apenas entre las mencionadas anécdotas culturales que, aparte de ser curiosas, no aportan nada a la historia, mientras el protagonista se libra una y otra vez de la muerte con justificaciones absurdas como que quizá los asesinos no tenían tiempo de pegarle un tiro en su prisa por alejarse de una posible aparición de la policía etc.

Si bien es cierto que en la última parte de la novela, y con la aparición de un personaje inesperado se "justifica" tanto que le elijan para buscar la foto como que no le maten, las excusas que se le ocurren a él y esta "explicación" son tan inverosímiles como el resto.

Otra muestra de la aparente falta de recursos del autor es que el protagonista siempre acierta, él saca su conclusión y es la correcta, ya sea la lectura de un prospecto publicitario, la visita a las cuevas de salitre durante la que el guía le lleva al lugar donde estaba escondido el supuesto Grial o el paralelismo que establece entre Montserrat y la isla caribeña del mismo nombre donde se desarrolla la última parte de la aventura.

Entre tanto viaje, el protagonista encuentra ocasión para relacionarse, para su propia sorpresa, con varias mujeres bellas y letales, demuestra tener poco de americano y moverse por Montserrat como por su casa, hace unos apuntes de su vida con una hija adolescente poco convencional y se precipita hacia un final con sorpresa (lo que encuentran no es el Grial) y erupción volcánica incluida que mantiene la impresión de que el autor no ha sabido (¿o querido?) pergeñar una trama creíble.

Es esta exagerada acumulación de absurdos y despropósitos la que, tras la incrédula frustración inicial, obliga a cuestionarse si de verdad se trata de una novela malísima o es algo hecho a propósito para burlarse del género. En caso de ser así, el autor se muestra en extremo sutil y se diría que, si se trata de ironizar, falla estrepitosamente en un propósito que carece de la mala leche que se espera de una parodia, y resulta difícil discernir si va o no en serio y cual es su propósito, por lo que la novela no funciona sea cual sea su intención.

Por cierto, "El Cuarto Reino" participa de una especie de juego entre autores con "La Muerte de Venus", de Care Santos. Ambas comparten el personaje del perro Hunter, en cada una hay un personaje que lee la otra novela y la frase final de una: "La muerte es sólo el principio" es el comienzo de la otra.


*** T ***

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martes, 3 de junio de 2008

El Mago de Toledo, de Mercedes Vigil

 El mago de Toledo
Mercedes Vigil
Ediciones Martínez Roca, S.A.
210 páginas


Argumento:
Confuso, pero creo que era algo de unas tablillas relacionados con los manuscritos del Qumram que un cura guapo y una judía checoslovaca visionaria buscan en Toledo.


Comentario:

Hacía mucho tiempo que no leía un libro tan sumamente vacío como este. Porque ni tiene argumento, ni este se articula en una trama coherente (más bien parece que estemos ante varias estampas o escenas sueltas, situadas en lugares y tiempos diferentes), ni hay personajes con un carácter definido.

Por si esto fuera poco, lo han abultado con letra gorda, y unos dibujos y reproducciones de láminas,  a razón de una o dos por capítulo, que no aportan nada, y que si no existieran nos darían como resultado un folleto de menos de cien páginas.

El estilo de la prosa es simplón, en algunos casos meramente informativo, como producto de un copia pega de libro de texto o de periódico. En el libro se mezclan, además, todos los temas posibles en torno al esoterismo aventurero tan de moda: alquimistas, manuscritos del Mar Muerto, templarios..., y con todos los tópicos personajes incidentales de siempre: el Mossad, el Vaticano, terroristas islámicos... Más que un libro terminado parece una libreta de apuntes para desarrollar en forma de novela. Pero no tiene acción, ni vida, ni aliento, ni muchísimo menos estilo personal.

Los personajes realmente no investigan nada, porque como ambos  tienen poderes y visiones son capaces de ver el pasado y lo que se tercie (la protagonista sueña con Florinda la Cava, ya saben, la del Rey Rodrigo). Hay dos personajes que se llaman Ester, una en el presente y otra en el pasado, y no se sabe muy bien si una es reencarnación de la otra o una antepasada o qué. La del presente nos la describe la autora, con su refinado estilo, como afecta de hipoglucemia y muy lista:

"Su destreza académica la llevaba a conseguir becas en el colegio más selecto de la capital, y casi en su adolescencia entró en la Universidad. En esa época regresaron sus sueños o lo que la chica llamaba "ensoñaciones mágicas", que la llevaron a aislarse en sí misma. Graduada en Ciencias Religiosas, pronto se embarcó en las más diversas experiencias psíquicas, contando para ello con la invaluable sabiduría del anciano."


Del cura por lo demás, sabemos poco, pero sí que es guapísimo y cada vez que da una conferencia o algo así, se le llena el auditorio de mujeres suspirantes.

La ambientación es algo pobre;  de Toledo solo se citan nombres de calles; la no-descripción de las cuevas de Hércules es elocuente; el paseo de los personajes por ellas no lleva a ninguna parte, por lo demás... Como está relacionado con Toledo también saca a El Greco. Hay algunos nombres que chirrían. Si en una novela te dicen que un personaje se llama Joan de París parece que te situan en la Edad Media, pero no, es una persona de la actualidad. Son cosas que sacan de situación y confunden. Pero bueno, como el libro carece por completo de interés...

En resumen, un libro que no aporta nada y ni siquiera divierte, ya que no trata de nada. Y eso es algo grave teniendo en cuenta el precio... Poco más se puede decir de algo que no llega a ser ni siquiera novela en el sentido en el que lo entendemos.

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