viernes, 24 de julio de 2009

La Reina en el Palacio de las Corrientes de aire, de Stieg Larsson

Título original: Luftslottet som sprängdes
Stieg Larsson
Traductores: Martin Lexell y Juan José Ortega Román
864 páginas
Ediciones Destino

Argumento
Continuación de "La chica que soñaba con un bidón de gasolina y una cerilla", del mismo autor...

Comentario (con algún spoiler):


La tercera parte de la trilogía Millenium es, sin duda la más aburrida de toda la serie. Y la de peor calidad.

Las primeras páginas son  pesadas, repetitivas, cuenta todo lo que pasó en el libro anterior, da vueltas sobre lo mismo, un personaje dice una cosa y al poco otro nos lo vuelve a contar de otra manera; estilo pobre, más pobre si cabe que los anteriores. Además, me pareció, en general, carente de ritmo. Muchos nombres raros, muchos personajes secundarios de los que se cuenta hasta el menor detalle de su vida (que no interesa ni aporta nada, claro), mucha palabrería, mucho diálogo que repite conceptos anteriores, mucho repetir nombres y apellidos, a veces los mismos en el mismo párrafo... Sigo pensando que hay defectos en este libro que no se le perdonarían a cualquier otro.

La parte donde explica la organización y funcionamiento de los servicios secretos, por ejemplo, me pareció un tostón. A todas luces una explicación que abarca 20 y pico páginas es tediosa y casi seguro que no sirve para nada. De hecho, yo no recuerdo casi nada de tantos datos.

La traducción es mala: se repiten hasta la saciedad verbos y expresiones como "constató", "graves malos tratos", y hay expresiones dudosas como "el más mínimo" (en lugar de "el menor"). La prosa no es literaria. Más que una novela parece un reportaje de periódico o una crónica llena de datos, nombres y explicaciones para mi gusto innecesarias. El autor divaga, no se ve estructura, no se observa un objetivo en la novela. Larsson pone lo que se le apetece en cada momento, independientemente de si eso es importante o no para la narración, y el supuesto "misterio" de esta novela... No sé, me parece que los personajes le dan una importancia increíble a cosas que son bastante poco interesantes. Hay cierto descuido en lo formal. En la página 400 escriben de tres formas diferentes el nombre de un personaje: Monika, Mónica y Monica... y sigue contándonos, como en los anteriores tomos, hasta que se levantan, se duchan, toman el desayuno, etc. Sobre todo destacaría en este punto la arbitrariedad de Larsson a la hora de elegir los elementos e ingredientes de su novela (no elige, lo pone todo, hasta la charla más banal), y de establecer un grado suficiente de dramatización.

En la mitad del libro todavía no sabes de que trata y hacia dónde va encaminado.

La trama de la revista económica y de Erika Berger no me resultó atrayente. Los personajes están menos desarrollados que en libros anteriores, a decir verdad, casi ni salen los protagonistas, que se limitan a ser meros nombres. ¿Dónde quedó la historia del tráfico de mujeres? Parece que va saltando de una trama a otra o mezclando cosas, pero sin resolver lo anterior. Por cierto, lo de Erika ¿viene a cuento? ¿Tiene relación con la trama principal? ¿Por que casualmente en cualquier investigación que hacen resulta que está implicado alguien que es enemigo de ellos (el jefe del periódico de Erika) o lo conocen? Parece que Suecia es un patio vecinal. Todo lo de Erika y su acosador es como una novela dentro de otra novela, sin conexión.

Da la impresión, según lees, de que este libro "vive de las rentas" de los anteriores, especialmente del primero, de que se lee por saber qué pasa con los protagonistas, de que no tiene entidad propia como libro.

Luego hay hechos y escenas que me parecen totalmente absurdos e inverosímiles.
¿Cómo dos personas que han estado implicadas en unos sucesos violentos como los descritos las hospitalizan JUNTAS, en la misma planta del mismo hospital (página 148), y a dos habitaciones uno del otro? Se supone que esas personas se han tratado de matar mutuamente. Para mayor inri, no se menciona que haya policía o alguien vigilando. De hecho uno de los personajes se pasea fuera de su habitación y ve de refilón al otro. No se lo cree nadie. Pero no solo eso, sino que reciben visitas de cualquier desconocido (página 202), al que nadie registra, y entra en un hospital con una pistola. Desde luego. Mucha documentación sobre rollos de espías y falla en el más elemental sentido común.

Lo único que tiene un poco de acción y estructura literaria es la parte final, cuando uno de los personajes visita la nave industrial y lo que sucede allí. Lo de Gibraltar no viene a cuento, y demuestra además lo que yo siempre he dicho, que Salander no es para nada asocial, puesto que no tiene ningún problema para relacionarse con la gente, especialmente cuando busca sexo o amistad. Para una persona realmente asocial es impensable acercarse a un desconocido y decirle que suba a su habitación.

En esta novela tanto Mikael como Salander, por cierto, están desdibujados, hasta tal punto que parece en algunos momentos una novela coral.

Lisbeth es más puramente novelesca y con más matices, da más juego, vamos, que su compañero Mikael (un tipo normal, tirando a soso, y sin embargo, todas se le tiran encima). Creo que la razón de su éxito es la contradicción entre su apariencia (frágil, de pequeño tamaño, como una niña, "retrasada"...) y la realidad que esconde, que es la de casi una superdotada (o superheroina). Ya solo esta contradicción aporta al personaje un interés del que a priori carece el más "normal" Mikael. Sin embargo, no la veo tan políticamente incorrecta. Creo que si lo fuera realmente no gustaría tanto. Está en el punto justo para sorprender y no irritar. También encarna un poco los deseos reprimidos de la sociedad, ya que ella hace lo que mucha gente querría hacer y no se atreve por ser "antidemocrático" o por estar mal visto (la venganza al margen de la ley, por ejemplo). Sería interesante un debate de hasta que punto este personaje representa una válvula de escape de tanta corrección y sujección a las leyes.

Las citas previas a las partes del libro hablan sobre las amazonas, lo que parece arrojar luz sobre la importancia de las mujeres en el texto de Larsson, pero me parece que ni él es el primero ni el único que ha dado esa preponderancia a las protagonistas femeninas, ni al tema de violencia, etc, etc. De hecho, por ejemplo en el tema del tráfico sexual se queda muy superficial y no profundiza en las verdaderas razones de la prostitución. Solo da cifras.

Lo más interesante de la obra de Larsson no es su aspecto literario (bastante mediocre) sino cómo es posible que unos libros tan imperfectos, tan largos, con tantas páginas sobrantes y tan mal construidos gocen del favor de un público amplio. 

También me resulta interesante la visión de la violencia y del feminismo que plantea Larsson. Su ideal de mujer, su heroina, Salander, es una chica que "parece una niña", con cierto aspecto andrógino, es decir, podríamos estudiar qué significa simbólicamente esto, ¿una mujer que "no parece" una mujer como ideal del feminismo larssoniano? Ese feminismo que se basa en responder a la violencia con más violencia, es decir, según códigos masculinos, pero que no analiza las razones de esa violencia. También hay una seudoinversión de valores en el personaje de Mikael, que es un poco pasivo en el fondo; no necesita esforzarse en seducir, van todas a él y le piden sexo nada más verlo, es decir, adopta un falso rol femenino, falso, puesto que a fin de cuentas su actitud de follarse a todas indiscriminadamente es típicamente masculina. A mi Mikael me parece un alter ego del autor, idealizado, como una fantasía de seducción que él debía de tener, y que hace que todas las mujeres de la novela no solo deseen sexo con él sino que incluso muchas de ella se enamoran.

Analizando, vemos que la subversión de Salander no es tanta. Es una mujer rica, que puede permitirse viajar por el mundo cuando le apetece. De hecho, parece disponer de una cantidad de fondos ilimitada. Llevar piercings y tatuajes no es nada extraño, y menos entre la juventud actual, donde ya no es signo de rebeldía sino una pura estética mimética. Ejercer la violencia cuando te agreden es lo más viejo del mundo, de hecho, es un deseo primario e instintivo, que en este libro parece ensalzarse. Desde este punto de vista puede verse Millenium como una constatación (constatar, ese verbo que tanto gusta a los traductores de Larsson) del hundimiento de los sueños socialdemócratas y de los valores asociados a estos, y no por el tema de los espías, o el tráfico de mujeres, etc; se lee entre líneas, se deduce de las actitudes de los personajes, de su forma de relacionarse... Se pone en cuestión que la ley sea suficiente para castigar a quien comete un delito, aunque al final, es la ley la que actúa contra los que la malversan desde el propio sistema; se pone en cuestión el valor de las instituciones (Salander no habla con la policía, aunque la violen)

Una de las cosas que más me ha llamado la atención de esta serie de libros, dejando aparte del tratamiento de la violencia, es la ausencia del amor. Es decir, hay sexo, los protas follan mucho, y hay "atracciones" repentinas, a veces no muy justificadas, pero no hay amor, considerado como pasión. El mundo descrito por Larsson es totalmente pequeño burgués, incluso la relación a tres de Erika, su marido, y Mikael. El matrimonio de Erika tampoco es por amor, parece un matrimonio pactado, más que amantes son como amigos, incluso se insinúa, o se dice claramente que Gregor es algo bisexual. Si lo vemos desde esa perspectiva, el adulterio de Erika lejos de ser transgresor estaría más bien encajado en esa dinámica burguesa, pues es consentido. En los libros de Larsson, reflejo de una sociedad socialdemocrata y perfectamente controlada, no hay lugar para la pasión. Me ha llamado la atención lo desatado que es para la violencia y lo contenido para el sentimiento amoroso.

Larsson, lo digo y lo repito, no me parece un "escritor", sino un periodista, tanto en narración como en intención. Me pregunto si sus obras resistirán el paso del tiempo, y dentro de una década por decir algo, aún se las recuerda y se las considera.

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