sábado, 1 de marzo de 2014

La muerte de Venus, de Care Santos

Editorial: Booket
410 páginas 
8,95 € 

Argumento: 

Tras fallecer su tía abuela, Mónica hereda la casa familiar y se traslada a vivir en ella con Javier, su pareja. Al poco de llegar comienzas a suceder cosas extrañas. 

Comentario: 

Solo con leer de qué va la historia se puede adelantar mucho de lo que va a suceder a lo largo de sus páginas, sucesos habituales de las novelas y/o películas en las que aparecen casas encantadas. 

Quizá por eso, las primeras doscientas páginas, escritas correctamente, se pueden hacer monótonas, demasiado clasicistas en cuanto a las convenciones del género. No es novedoso que aparezcan manchas que no se pueden borrar, palabras escritas en las paredes, que se escuchen suspiros y la temperatura se vuelva gélida en un instante, entre otras cosas. 

La forma de relatar todos estos hechos, interrumpidos por lecturas de cartas familiares antiguas que sirven más para confirmar lo que ya se prevé, es un tanto brusca, el paso de un tema a otro carece de fluidez, y el tono en general se diría algo distante, a lo que contribuye la inclusión de las mencionadas cartas, el inventario de materiales que se encuentran o los pasajes sobre la vida (real) y la obra de algunos personajes, como Allan Kardec o Harry Price. 

El conjunto produce la sensación de que la autora pretende más hacer una crónica rigurosa de los hechos, para lo que utiliza todos estos elementos, que contar cómo afectan a sus víctimas, lo que se aborda de forma algo superficial, quizá porque no dota de mucha personalidad a sus personajes, limitándolos al embarazo de Mónica, los problemas de Javier con su ex y el leve conato de caos que representa la aparición de Román y su coqueteo con la protagonista. 

Además, la obra participa, en mayor o menor grado, de varios géneros literarios. Desde la novela de fantasmas cuyo origen se investiga hasta la histórica con el relato de la vida de Gneo Pomponio Prisco y el drama de su hija Iulia Pomponia o la romántica, mediante la relación que se establece entre Mónica, Javier y Román. 

Las casi doscientas páginas dedicadas a contar los fenómenos que suceden en la casa culminan con una suceso dramático que da paso a Iulia y a la repetición del relato de su fallecimiento, que pierde fuerza tras una reiteración que no aporta nuevos datos. 

Curiosamente es en este relato del pasado, cuya repercusión en la trama es apenas notable, donde la autora recupera la prosa visual y casi poética que ya se encontraba en «El Dueño de las Sombras», siendo el pasaje de la cena en casa de Augusto, con asistencia de Gneo Pomponio, de los mejores de la novela. 

El relato del viaje de Augusto a Tarraco o la recreación de la posible fundación de Barcelona parecen fuera de lugar dentro de la trama principal pese a ser esta parte («Pax Romana») la más intensa de la novela en cuanto a la redacción. 

Quizá sea la última parte, cuando Mónica y Román intentan ayudar a Iulia ante un reticente Javier, la más interesante, en parte por el inesperado protagonismo de Román y la incursión a su pasado (la relación con Paola y cómo le hace pagar sus deudas), además de su repentino y poco justificado afán por ayudar a Iulia. 

El epílogo, dieciséis años después, resulta convencional y previsible. 

Si bien como historia de fantasmas no aporta novedades al género, cuando la novela se ve como una investigación arqueológica, a veces algo profunda (la historia familiar, la parte romana, el pasado de Román) y otras superficial (el fallido primer matrimonio de Javier y los problemas con su tópica ex, Eva) y se contempla como una excavación destinada a recuperar el pasado para solucionar el presente (Román, Iulia, incluso lo de Eva y la posible fundación de Barcelona) la novela toma otro cariz y, aunque sigue siendo decepcionante en la trama más visible, una nueva interpretación hace que resulte más interesante. 


- Esta novela fue finalista del Premio Primavera de Novela 2007 


Enlace de interés: 


Errata: 

Al final de la novela (pág 408) hay una nota de la autora y agradecimientos en la que ésta dice: «La atmósfera de la casa y las apariciones del fantasma de Iulia le deben mucho a los cuentos de fantasmas de P. D. James y Sheridan Le Fanu…» 

Parece obvio que cuando se menciona a la escritora de misterio P. D. James es un error, y que la autora se refiere al escritor de relatos de fantasmas M. R. James. 


*** T *** 

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