jueves, 31 de diciembre de 2015

Bienvenidos a Clayton Lake, de Mario Escobar

Bienvenidos a Clayton Lake
Mario Escobar
Amazon
202 páginas (en formato electrónico)


Argumento:

Steve, un escritor que ha perdido a toda su familia de un modo violento, se reune con sus amigos de siempre en una cabaña aislada de Maine. Una vez allí, les pide que le cuenten sus peores miedos para escribir sobre ello. La aparición de una niña ensangrentada da un giro a lo que parecían unas vacaciones con amigos.


Comentario:

"Bienvenidos a Clayton Lake" sigue la tradición de las novelas de thriller (incluso terror) con cierto toque sobrenatural (o al menos, ambiguo), dentro de un estudiado clasicismo. Digo estudiado porque el autor no oculta en ningún momento los referentes e influencias de su obra, claramente Stephen King, no solo por la temática desarrollada o el estilo sino también incluso por la ambientación (Maine) y algunas alusiones explícitas al autor norteamericano. 

La situación planteada, la reunión de un grupo de amigos en una casa aislada en un lugar remoto (y debido a copiosas nevadas) también es clásica en este tipo de literatura, donde se suele utilizar para confrontar a los protagonistas a sus miedos y establecer conflictos que estallan, además de encontrarse, a menudo, con amenazas naturales o sobrenaturales. Cada uno de los personajes tiene un miedo o un conflicto que aflorará y pondrá a prueba sus relaciones o descubrirá trágicas historias familiares.

La historia, dentro de lo tópico, resulta interesante, se lee fácil; la intriga va en aumento, conforme se suceden los hechos extraños y surgen nuevas amenazas, y eso hace que se lea con interés, hasta los giros finales, en busca de una explicación, aunque algunas cosas se ven venir.

Sin embargo, varios aspectos formales deslucen el conjunto y no me refiero a erratas, sino a cierta sensación de confusión al pasar de un personaje a otro (cambios de punto de vista muy frecuentes), exceso de personajes (para mi gusto), descripciones de los susodichos algo explicativas y algunas escenas poco creíbles o no aclaradas (como cierto asunto con un animal, algunos comportamientos de los protagonistas en momentos de tensión). Entiendo que los cambios de punto de vista están al servicio de la intriga, para sembrar dudas sobre los personajes y contar acciones en diferentes lugares, introducir los conflictos personales, etc, pero a veces me he perdido. La mezcla entre lo real y lo sobrenatural podría estar también mejor definida. No quedan claras algunas cosas o tal vez se busca la ambigüedad.

Lo cierto es que el libro es entretenido, asumiendo los clichés del género, y es una pena que estos aspectos digamos de forma rebajen un poco el resultado. Este tipo de misterios que homenajean a Stephen King no son de mis favoritos pero tienen bastante público que podría encontrar en este libro una lectura interesante.

¿Qué te ha parecido la reseña? ¿Te apetece leer este libro? ¿Ya lo has leído? (Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión)

lunes, 28 de diciembre de 2015

La puerta abierta, de Margaret Oliphant

T.O.: The Open Door, 1882
Editorial: Valdemar, 1987
120 páginas

Argumento:

A instancias de su hijo Roland, el coronel Henry Mortimer accede a investigar unos extraños sonidos que el niño ha escuchado junto a una casa abandonada. Tras su inicial escepticismo, decide investigar su origen.

Comentario (con SPOILERS):

Esta novela breve es el relato realizado en primera persona por el protagonista de un hecho sobrenatural sucedido cuando él y su familia residían en Brentwood. Sin capítulos y con muy pocos diálogos, la historia se basa sobre todo en la atmósfera que consigue recrear la autora, entre lo fantástico y lo dramático, y en la resolución de una historia de fantasmas que cuenta con varios ingredientes habituales del género, desde la casa encantada a la presencia atormentada que necesita entender lo que le sucede y ser rescatada de su «prisión».

Las distintas visitas, diurnas y nocturnas, a la casa abandonada, que podrían parecer repetitivas, sirven tanto para mostrar la evolución del coronel ante los sucesos aparentemente sobrenaturales a los que se enfrenta (incredulidad, temor, certeza, compasión, necesidad de ayudar) y la forma en la que reaccionan los distintos tipos de personas que son testigos de los fenómenos.

Roland cree que hay un espíritu y quiere ayudarlo, los Jarvis, representantes del pueblo, saben lo que ocurre y se niegan a acercarse al lugar, asustados. El mayordomo, Bagley, un ex soldado que luchó junto al protagonista en India, se deja vencer por el miedo y queda postrado. El doctor Simson representa el escepticismo, la negativa a creer en lo sobrenatural, decidido a aceptar cualquier otra explicación por improbable que sea. Montcrieff, anciano sacerdote del pueblo, se enfrenta a la presencia con la entereza de su fe y conocimientos que no comparten los demás.

Estos personajes, como el resto (la señora Mortimer y sus hijas, Agatha y Jeanie) no tienen más rasgos de personalidad que los necesarios para el cometido más o menos importante que cumplen en el relato, siendo el narrador, Henry Mortimer, quien más matices muestra: culpabilidad por retrasar su regreso, miedo a perder a su hijo o una necesidad de estar a la altura de lo que Roland espera de él que le «obliga» a intentar resolver el asunto del fantasma.

Quizá «La puerta abierta» resulte una historia muy sencilla hoy en día, cuando ya se ha leído tanto y pocas cosas sorprenden, que no se le saque todo el partido posible a algunas situaciones, o que la explicación sobre la identidad y circunstancias del espíritu sea tan breve que pueda resultar decepcionante, pero la cuidada atmósfera, la profundidad del amor de Henry Mortimer hacia su hijo («Sentíamos un cariño especial por el muchacho, pues era el único varón que nos quedaba, y estábamos convencidos de que su constitución era muy débil y su espíritu profundamente impresionable.») y la sensibilidad del sacerdote, hacen que la lectura sea tan entretenida como emotiva.


Citas de «La puerta abierta»:

«Ahora ya no había ninguna estancia a la que entrar, pues la despensa y la cocina habían sido totalmente barridas de la existencia… Y, sin embargo, quedaba aquella puerta, abierta y vacía, expuesta a los vientos, a los conejos y a las criaturas salvajes. La primera vez que llegué a Brentwood me emocionó, como si fuera un melancólico comentario de una vida que se fue para siempre. Una puerta que conducía a la nada -una puerta que alguna vez fue cerrada precipitadamente y sus cerrojos echados con cautela-, ahora vacía también de todo significado. Sí, recuerdo que me impresionó desde el principio; tanto, que se podría decir que mi espíritu estaba predispuesto a concederle una importancia que nada podría justificar.»

***

«Si nos hubieran contado la historia desde el principio, es posible que toda la familia hubiera considerado la posesión de un fantasma como una ventaja incuestionable.
Es la moda. Pero nunca tenemos en cuenta el riesgo que entraña jugar con la imaginación de los jóvenes, sino que exclamamos, según el dictado de la moda: «¡Y tiene un fantasma y todo…! ¡Desde luego no se puede pedir nada más para que sea perfecto!» Ni yo mismo hubiera podido resistirme. Naturalmente, la idea de un fantasma me habría hecho reír; pero, después de todo, pensar que era mío habría halagado mi vanidad. Oh, sí, no pretendo ser una excepción. Para las chicas habría sido delicioso. Me era fácil imaginar su impaciencia, su interés, su entusiasmo. No; si nos lo hubieran contado, habríamos cerrado el negocio lo más rápido posible, de puro estúpidos que somos.»


***T***


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jueves, 24 de diciembre de 2015

Calle de las tiendas oscuras, de Patrick Modiano

Calle de las tiendas oscuras
Rue des Boutiques obscures
Patrick Modiano
Traductora: María Teresa Gallego
Editorial Anagrama
234 páginas



Argumento:

El ayudante de un detective retirado inicia una investigación para averiguar quién es realmente, ya que padece de amnesia.


Comentario:

La novela de Modiano indaga en el tema de la memoria y de la identidad de la forma más obvia posible. A través de una investigación, que casi podría calificarse como detectivesca (curiosamente, el protagonista es ayudante de un detective), un hombre va hacia su propio pasado, que no conoce, mediante testimonios de personas que lo trataron, en apariencia, de fotografías, de viajes de un lugar a otro, de informes realizados por el detective jubilado, que se van intercalando con la narración en primera persona y nos van llevando a conocer a todo un elenco de curiosos personajes de variadas nacionalidades.

Si bien esta investigación resulta amena y curiosa, y la forma en la que está escrita es ágil, tampoco me ha parecido nada del otro mundo. Es decir, la escritura es correcta, pero no es deslumbrante, lo cual no importaría mucho si el autor no fuera todo un premio Nobel... Habiendo leído varias novelas más de Modiano, me da la impresión de que sus obras tratan más o menos de lo mismo: un hombre en busca de su memoria en la Francia de los años cincuenta, sesenta o setenta, en un ambiente de cierta sofisticación y elitismo. En verdad, la ambientación parisina le da un cierto glamour: los lugares, calles, y sobre todo, los cafés, son copartícipes de la historia de búsqueda como otro personaje. Pero el fondo queda un poco diluido. Esta, por cierto, no es de las que más me han gustado del autor (he leído también "Accidente nocturno" y "Ropero de la infancia").

Ya paso por alto que algunas situaciones derivadas de la amnesia del protagonista resulten un tanto “poco creíbles”. No creo que la intención del autor sea lograr un efecto de realismo sino que utiliza la característica del personaje como una mera excusa para realizar esa indagación y en el estudio de la identidad de una persona y todo lo que conlleva haberla olvidado.

A mí no me ha dejado mucho poso. Al ser breve, se lee bastante fácil y rápidamente, pero tampoco creo que sea imprescindible. Lo cierto es que no se me ocurre mucho que decir de una obra como esta.

La obra fue premio "Goncourt".

Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión. Insultos o comentarios personales sobre las administradoras no saldrán publicados, solo comentarios de los libros.

lunes, 21 de diciembre de 2015

Medio Rey (El Mar Quebrado 1), de Joe Abercrombie

Medio Rey (El Mar Quebrado 1)
Half a king
Joe Abercrombie
Traductor: Manuel Viciano Delibano  
Editorial: Fantascy 
384 páginas

Argumento:

Yarvi, el hijo tullido del rey, se prepara para afrontar la prueba que lo convertirá en clérigo cuando sucede lo imprevisto: su padre y su hermano son asesinados, y él, convertido, de rebote, en el nuevo monarca. Pero las cosas se tuercen durante la venganza. De pronto, Yarvi, que no puede ser guerrero por su discapacidad, deberá desarrollar todo su ingenio, conocimientos y astucia para sobrevivir en un mundo hostil y castigar a quienes le hicieron daño.

Comentario:

Empecé la lectura de esta novela con ciertas prevenciones, ya que el género no es mi favorito (aunque, curiosamente, "El señor de los anillos" sí fue uno de mis libros favoritos de juventud). En los primeros capítulos, con ciertos hechos bastante clichés y previsibles, mis recelos parecieron confirmarse. Sin embargo, al final debo decir que la lectura de "Medio Hombre" no ha sido tan mala como esperaba. En realidad, se trata de una historia de aventuras, ambientada en un escenario seudovikingo de fantasía (con poca fantasía, es cierto) en el subgénero que (me enteré no hace mucho) se denomina Grimdark (esa manía de etiquetar todo), correcta y a la que no le se pueden achacar muchos defectos (aparte de esos tópicos ya mencionados, que hacen que vayas adivinando más o menos lo que va a ocurrir a continuación).

Si bien la historia es bastante sencilla, contiene varios giros finales que elevan mi calificación, y la convierten en una lectura entretenida, con buen ritmo, clásica en su concepción y desarrollo (el joven aprendiz discriminado por la minusvalía de su mano que ha de buscarse otras formas de medrar, centradas en lo intelectual o mágico, que sufre una injusticia, es víctima de una muerte simbólica, resucita a una nueva vida, se prepara, conoce aliados, enemigos, etc y al final realiza su venganza). 

Los personajes, como es canónico en el Grimdark, son ambiguos y oscilan entre el bien y el mal, y, lo que es más interesante, sufren dilemas morales, se cuestionan su comportamiento o lo analizan bajo el influjo de sus creencias y filosofías. En algunos aspectos, recuerda a las novelas de "Canción de Hielo y Fuego" (sin paja y con menos personajes, menos ambición y un solo punto de vista), y el protagonista, a Tyrion Lannister (también limitado por malformaciones genéticas que lo vuelcan hacia el cultivo de la mente, aunque mucho más sarcástico e ingenioso que la creación de Abercrombie, quien más bien tira hacia lo melancólico, el pesimismo, etc)

El libro se lee muy rápido. La prosa no se detiene en florituras, pero tampoco es del todo descarnada y fría. Por muy cliché que sean los personajes, el autor trata de que empaticemos con ellos y sus problemáticas, logrando individualizarlos, dentro de lo que cabe, y que no sean, como en muchos otros libros, meros nombres (aunque, como en todas las novelas, hay unos personajes mejor tratados que otros: a destacar Nada, el protagonista y la clériga que lo instruye en la filosofía del "mal menor"). Con unas pocas pinceladas describe lo más relevante del mundo imaginario (pero tampoco es que se mate mucho el autor en este punto) para que nos situemos y nos centremos en la intriga principal, cargada sobre las espaldas del joven Yarvi y su historia de iniciación, de superación y de venganza, siempre en lucha con sus ideas, cuestionadas por la cruda realidad del mundo violento en el que le ha tocado nacer a quien no cuenta con capacidad para esgrimir armas, pero si con astucia y conocimiento para salir de los peores bretes.

Dejando aparte esa previsibilidad, fruto de su acomodo a los cánones del género,  alguna afortunada casualidad a favor del protagonista (su encuentro con el rey enemigo tras ser dado por muerto), y alguna situación poco creíble (que en unos reinos tan poco poblados la gente no lo reconozca como al hijo del rey, sabiéndose, además, que este posee una característica deformidad) se lee con interés y curiosidad hasta el sorprendente epílogo, del que se dan pistas a lo largo de la novela, como debe ser, y donde el protagonista vuelve a demostrar su inteligencia y su perspicacia y a sufrir de nuevo otro de sus dilemas morales, con un resultado que transforma al niño ingenuo en un adulto  que ha visto que las cosas no son blancas y negras nunca y que, a veces, es imposible seguir los ideales.

Una buena lectura para jóvenes y adultos de espíritu aventurero.

NOTA: el libro forma parte de una trilogía (El Mar Quebrado) pero termina de manera adecuada, y se puede leer por separado del resto.



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viernes, 18 de diciembre de 2015

Víctor Ros y el gran robo del oro español, de Jerónimo Tristante

Editorial: Plaza & Janés, 2015
380 páginas
18,90 €

Argumento:

La Brigada Metropolitana solicita la colaboración de Víctor Ros para recuperar el oro robado en un banco español. El detective viaja a Londres para resolver un caso que le enfrenta a viejos enemigos.

Comentario (con SPOILERS):

Al reseñar «Víctor Ros y el gran robo del oro español», quinta novela de la serie protagonizada por el detective, es casi inevitable recodar los comentarios hechos en este blog a las primeras entregas, «El misterio de la casa Aranda» y «El caso de la viuda negra», y llama la atención comprobar que algunas de las cosas que se decían entonces sirven también para la obra actual.

Como en sus predecesoras, en esta novela el autor incluye documentación que, si bien es curiosa (el origen del nombre de Scotland Yard…), no es relevante  para la trama, aunque en esta ocasión la ambientación es menor que en anteriores novelas, centrada sobre todo en la descripción de Whitechapel y algunas pinceladas más, destacando una narración llena de diálogos sin apenas acotaciones, a veces explicativos e informativos, o superficiales e innecesarios, alargando las escenas con digresiones sin contenido.

Otra de las características de estas obras es la continua reiteración de datos ya expuestos (la duda sobre si persiguen o no a Aldanza, lo que han averiguado etc…) y repetidos con excesivo detalle (Bradbury contando a Barnet su problema familiar), lo que sugiere cierta inseguridad del autor sobre su capacidad de transmitir la información… o desconfianza en que quien lee la novela pueda recordar cuestiones ya mencionadas.

También se puede encontrar, por supuesto, el habitual homenaje a la obra de Arthur Conan Doyle y su Sherlock Holmes, que en esta ocasión no se limita a hacer deducciones similares a las del detective británico, sino que, además,  incluye una escena con una araña muy similar a la que se puede ver en la película «El perro de los Baskerville», (1959) y le hace personaje secundario de la historia, propiciando un encuentro entre ambos en Whitechapel durante el que intercambian experiencias y halagos, y el autor convierte a Holmes en uno de los «palmeros» de Ros (se suma a Clara, Blázquez y otros, que insisten en resaltar una brillantez y genialidad que no incluye reconocer a ciertos pilluelos).

Página 191:

«―Entonces, querido amigo mendigo, es usted Holmes… Quiero pedirle disculpas por mi excesiva familiaridad en nuestro tanto [¿trato?]. Me refiero a hace un rato pero, claro, las circunstancias…
―No diga tonterías, Ros, somos colegas.
―Pero yo lo he leído todo sobre sus casos. Me carteo con muchos detectives de Europa e incluso América y nunca me atrevía hacerlo con usted. Es el mejor.
―No se lo voy a discutir ―dice el detective de Baker Street oculto bajo la piel del mendigo―. Pero dada su trayectoria y su edad, creo que acabará usted superándome. Me impresionó su trabajo en Oviedo y en Madrid, con aquel asunto de la Casa Aranda.
―¡Vaya! Es increíble que conozca esos casos, ¡me siento muy honrado! Mucho.
―Bah, en este mundo de mediocres es agradable que exista gente brillante, se siente uno reconciliado con la humanidad, ¿sabe?»

A diferencia de la mayoría de las novelas de la serie, en esta ocasión se abandona la estructura habitual de incluir dos casos que acaban más o menos relacionados para centrarse en la aventura, que se traduce en un buen número de personajes (Ros, Clara, Eduardo, Blázquez y dos nuevos: María Fuster, quizá la más interesante, y Martin Roberts) paseándose por Londres interrogando a diversos sospechosos en su afán de encontrar a Aldanza y recuperar el oro robado, lo cual puede restarle interés para quienes prefieran las tramas de misterio.

Los personajes habituales mantienen más o menos los roles establecidos: Clara sigue con sus sufragistas (¿En España? ¿En 1883?) y su participación activa en los casos de su marido (en especial a partir de «La última noche de Víctor Ros»), Blázquez sirve de alivio cómico y Ros continúa siendo el detective casi infalible de anteriores entregas, aunque parece olvidar esa especial  intuición que le caracterizaba.

Página 73:

«―¿Y bien?
―Don Segismundo, debe creerme, todo esto es obra de Aldanza, lleva su marchamo.
―¿Y qué tiene, Ros, dígame?
―Sé que es él.
―¿Intuición? Sé que no es usted de esos, precisamente por ese motivo le mandamos avisar. Me aseguraron que sus métodos eran científicos.
―¡No, no! No es intuición, hay indicios. Se lo aseguro. Uno de los asaltantes del Banco de España, que ya ha quedado aclarado que era una trampa, dijo antes de morir: ‘Maldito Aldanza’.»

Además, regresa Bárbara Miranda (personaje que aparece por primera vez en «El enigma de la calle Calabria», concebido como el Moriarty de Ros y nunca desarrollado en todo su potencial) y «resucita» Alberto Aldanza (quizá por unir las tramas de las novelas con las de la serie que se realizó basada en ellas) como némesis del protagonista.

Página 67: 

«Un caso cerrado, una brillante actuación de un gran detective sumada a una fantástica hoja de servicios, eso era Alberto Aldanza para él. Alguien a quien tuvo que borrar de su memoria pues le convirtió, muy a su pesar, en una especie de heredero suyo. Aquellas lecciones tuvieron un precio muy alto.  Por un momento se siente como aquel joven subinspector inexperto que siguió las enseñanzas de un tipo horrible y malvado para convertirse en un gran policía. Sabe que ese estigma siempre le perseguirá. Ironías del destino, Aldanza lo consiguió: Víctor Ros es, en parte, hijo suyo, una creación de la mente de un villano, de un loco, de un asesino. El hijo de un monstruo.»

La narración en presente (que se inició en «La última noche de Víctor Ros»), lejos de acercar la historia y los protagonistas a sus lectores, se diría que la dificulta al resultar un tanto artificiosa, poco natural, en especial en el relato de las escenas de acción.

En «Víctor Ros y el gran robo del oro español» se observa también alguna errata (en la página 96 se escribe, correctamente, «Ashford Street» y en la 98 «Asfhord Street»), se utiliza la palabra «ímprobo» cuando se quiere decir «probo», y hay algunas comas mal colocadas. 

Sin comentarios a la adenda final y su última frase, cuya intención puede ser tanto sorprender como crear expectativa por leer la siguiente aventura.


Novelas protagonizadas por Víctor Ros:

―El misterio de la casa Aranda, 2007 (reseñada en este blog)
―El caso de la viuda negra, 2008 (reseñada en este blog)
―El enigma de la calle Calabria, 2010
―La última noche de Víctor Ros, 2013
―Víctor Ros y el gran robo del oro español, 2015 


La adaptación a TV de las aventuras de Víctor Ros está protagonizada por Carles Francino (Víctor Ros), Esmeralda Moya (Clara), Megan Montaner (Lola), Tito Valverde (Armando), Tomás del Estal (Blázquez) y Helio Pedregal (Alberto Aldanza).

Víctor y Clara
Víctor y Lola

***T***


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lunes, 14 de diciembre de 2015

Chavs. La demonización de la clase obrera, de Owen Jones


Chavs. The Demonization of the Working Class
Owen Jones
Editorial Capitán Swing
Traductor: Íñigo Jáuregui
360 páginas


Argumento:

Analisis sobre el discurso dominante en Gran Bretaña acerca de las clases bajas y los llamados "chavs", tomados como estereotipo de todo un colectivo social, detestado, denigrado y objeto de burla y escarnio en programas humorísticos, webs, etc.



Comentario:

El jovencísimo Owen Jones analiza, de forma metódica y extensa, las diversas vías mediante las cuales el poder establecido, las élites, destruyen la imagen de las clases obreras, ridiculizándolas y desprestigiándolas. El autor se centra en varios aspectos, uno de ellos, el tratamiento mediático de las clases trabajadoras de ambientes degradados, equiparadas a la caricatura del "chav", que en España sería algo así como un "cani" o un "poligonero", o una "choni" en versión mujer. Pone como ejemplo el distinto enfoque de la prensa en algunos conocidos casos: el de Jade Goody, participante de Gran Hermano, afecta de cáncer (enfoque negativo y de crítica hacia ella), que trató de hacer dinero de su enfermedad terminal para ayudar a sus hijos (enfoque negativo y ensañamiento con la madre y su condición de chavette), y la desaparición de Madeleine McCann (enfoque positivo y solidaridad hacia los padres, médicos, clase media). Se describe el mecanismo perverso mediante el cual cuando un hecho luctuoso sucede en la clase baja se achaca siempre a sus comportamientos de grupo, a su forma de vida, a la pobreza, etc, mientras que en el caso de las clases altas y medias nunca se denigra a la clase en sí.

Aunque el libro se basa en la cultura y sociedad británica, es perfectamente extrapolable a muchas sociedades europeas, en especial, a España, donde también existen programas televisivos que proyectan imágenes grotescas de la gente de clase baja (Gran Hermano, Mujeres y hombres y viceversa, etc) para regocijo y burla de toda una generación de televidentes, además de mensajes políticos en la misma línea ultraconservadora y de defensa de las élites (aunque, probablemente, no de forma tan acusada como en la hiper clasista Gran Bretaña).

El autor explica con una argumentación convincente y bien documentada (basada tanto en citas como en extractos de entrevistas personales), cómo ha ido aumentando el poder e influencia de unos pocos individuos de la élite económica en el poder en Gran Bretaña, haciendo que prácticamente casi todos los que detentan cargos hayan estudiado en unos pocos colegios y universidades elitistas (algo que hace algunas décadas no era tan notable, en porcentaje; incluso había ciertos líderes provenientes de entornos sindicales y obreros), y como la extracción social de los que manejan los medios de comunicación (de clase alta también) influye en la imagen que se proyecta de las clases bajas. De igual modo, esa composición socioeconómica de la clase política (casi todos de colegios privados) hace que los gobernantes tengan una visión distorsionada y alejada de la realidad de la mayor parte de las personas, y que vivan en un mundo idealizado de súper ricos e ignoren al resto.

Parece que hay dos hitos que el autor valora en especial: el gobierno de Margaret Thatcher, ultraconservador y destructivo, y la frase de Tony Blair: "Todos somos clase media", los cuales significarían el hundimiento de la clase obrera y la disolución de la idea de "lucha de clases", aunque esta continuaría, según Jones, de un modo encubierto, y estaría siendo ganada por la clase alta.

Se hace una descripción demoledora de los efectos perversos de la ideología thatcheriana, que desmanteló la potente industria manufacturera británica y destruyó el poder de los sindicatos; y de la no menos demoledora, pero más sutil, influencia del socialismo de Blair y su propaganda sobre las bondades de la clase media a la que todo el mundo debería pertenecer supuestamente.

El autor recuerda las épocas cuando ser obrero era motivo de orgullo, las industrias agrupaban en torno a ellas toda una cultura obrera y social, dotadas de gran poder para mejorar las condiciones de trabajo, y sobre todo, donde la clase ahora llamada chavs podía lograr empleos industriales, más duros que los actuales del sector servicios, pero mucho mejor pagados y donde había una mayor motivación. De igual modo, desmonta el discurso dominante de las élites según el cual hay millones de vagos y ociosos que viven del sistema, son delincuentes, tienen malos hábitos de vida (embarazos adolescentes, drogas, promiscuidad, etc), y que, para colmo, sufren el odio de la "clase media" en la forma de la ridiculización antes mencionada, odio y ridiculizaciones que, en el caso de otros colectivos (negros, mujeres, etc) no estarían permitidos ni se alabarían en modo alguno. Además de hacer creer que este grupo social carece de "aspiraciones" porque sus miembros no ingresan en las bondades de la clase media y que es "culpa de ellos y de sus hábitos, de su falta de esfuerzo, etc", en lugar de reconocer que si hay millones de desempleados no cualificados es porque estos ya no tienen sitios donde ir a trabajar (desmantelamiento de las industrias, las minas, deslocalización de empresas, capitalismo salvaje, etc).

Sería muy difícil resumir el contenido de este libro cuya lectura considero indispensable para entender el mundo actual y por qué los hijos de los ricos siempre serán los que sustituirán a sus padres en los puestos de poder y no LOS TUYOS.

Imprescindible y recomendadísimo.

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viernes, 11 de diciembre de 2015

La joya del Yukón, de Sophie Saint Rose

Editorial: Amazon
130 páginas (aprox.)
2,99 €

Argumento:

Sam llega al Yukón para hacerse cargo de la explotación minera de la familia. Allí se reencuentra con Allan, de quien lleva años enamorada.

Comentario:

En una novela como «La joya del Yukón» es inevitable mencionar las diferencias entre lo formal y el contenido como novela romántica, puesto que lo primero condiciona lo segundo y afecta al resultado de manera negativa.

Sería largo y difícil enumerar cada error: hay pasajes en los que abundan los adverbios acabados en «-mente», otros llenos de gerundios, en ocasiones faltan palabras, están mal escritas (todos los «sino» que aparecen deberían ser «si no») o no significan lo que cree la autora, abusa de alguna frase hecha (ojos abiertos como platos, en una ocasión casi de un párrafo a otro), distribución incorrecta de las comas, desconocimiento de cómo redactar los diálogos, con la consiguiente confusión acerca de quién habla en varias ocasiones, y un largo etcétera de errores que una revisión concienzuda y unos conocimientos básicos (ortografía, gramática...) lograrían disminuir notablemente.

Sin embargo, como novela romántica las cosas cambian, y la autora da a sus lectoras en contenido que esperan: romance, equívocos, discusiones, reconciliación, diálogos ingeniosos, personajes distinguibles y todo lo que se pueda esperar en una historia del género al que pertenece, y lo hace dándole su propia personalidad sin llegar a salirse de las normas establecidas.

Sam (Samantha) Wilcox es una protagonista poco convencional: ingeniera de minas, segura de sí misma, valiente e independiente, no deja que él (Allan Rutherford) interfiera en su trabajo, toma sus propias decisiones, se gana sin esfuerzo la admiración de todo el pueblo y es capaz de enfrentarse tanto a las dificultades en el trabajo como a otros peligros, llegando a salvar la vida a un Allan que se muestra encantado con su personalidad y la admira.

En «La joya del Yukón» destacan los diálogos entre Sam y Allan, ingeniosos y divertidos, aunque también los de ella con Big, con quien mantiene una relación paterno filial poco convencional (destacar la conversación sobre Allan en el hospital, con él presente, que «escandaliza» al galán). Los personajes secundarios (George y Melvin, empleados de toda la vida, o Gilli, la camarera del bar Peter's) cumplen su cometido de colaborar al avance de la historia.

Si bien hay subtramas que no se aprovechan tanto como sería posible (que todos creyeran que era un chico y de repente se enteren que es una mujer o la facilidad con la que gana la apuesta) y situaciones que se solucionan con demasiada facilidad (Marc  y Lara) también hay que señalar la credibilidad de lo relacionado con la explotación minera (imposible saber hasta qué punto se equivoca, o no), y la utilidad que tiene para hacer avanzar la narración, la simpatía de los personajes y la facilidad con la que se avanza en la lectura pese a las mencionadas dificultades formales.

En conclusión: es lamentable que una obra con potencial se vea perjudicada por el aspecto formal y, en menor medida, por la elección de una cubierta poco atractiva (aunque con un estilo reconocible), y que la autora, éxito de ventas en Amazon, no intente dar un mejor acabado a sus historias (esta parece un borrador sin revisar) en lugar de publicarlas tan seguidas.


Citas de «la joya del Yukón»:


«¿Allan la veía como había dicho esa chica?  Daba igual, tampoco podía hacer nada al respecto. Esa era la vida que le gustaba y no la iba a cambiar por gustarle más a Allan Rutherford.»


***


«— ¿De qué habláis?
 —Cosas de hombres— dijo su padre sorprendiéndola. Nunca le había dicho que algo era cosas de hombres.
 — ¿Cómo que cosas de hombres?— se sentó de golpe mirando a su padre enfadada— No me vengas tú con ese rollo, papá. ¡No te lo consiento!
 Su padre se sonrojó ligeramente— Hija, ha sido un lapsus.
 — ¡Lapsus y una leche! ¡Soy tan hombre como podéis serlo vosotros! Más incluso.
 Todos asintieron como si estuviera chiflada y ella se enfadó más— ¡No me vengas a mí con esas palabras machistas, porque creo que he demostrado todo lo que soy capaz de hacer!
 Después de hablar durante varios minutos sobre la igualdad de los hombres y las mujeres les miró señalándolos con el dedo –Así ¿qué es eso de lo que hablabais, de lo que ya no me acuerdo pero da igual?
 Allan se echó a reír y la cogió por la nuca antes de besarla con fuerza. Cuando se separó de ella, Sam se puso como un tomate— Mi padre está ahí— susurró mirándolo a los ojos.
 —Me da permiso ¿verdad Big?
 —Haré la vista gorda.»


***T***

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lunes, 7 de diciembre de 2015

Cicatriz, de Juan Gómez-Jurado

Editorial: Ediciones B, 2015
570 páginas
19,50 €
Ebook: 4,75 €

Argumento:

Mientras se encuentra inmerso en una negociación con una gran multinacional, a Simon Sax se le ocurre buscar una esposa por correo, y aparece Irina, con una cicatriz bajo el ojo izquierdo y algunos problemas.

Comentario:

«Cicatriz» es una novela de género (aventuras, thriller, misterio) con todo lo que esto conlleva en cuanto a lo que pretende: entretener,  sorprender con repentinos giros, ya sean en cuanto a los personajes o las tramas y, en suma, enganchar tanto que resulte difícil abandonar la lectura.

Para ello el autor empieza la novela en un momento de peligro para el protagonista, que narra su historia en una primera persona en presente que pretende intensificar la empatía con el personaje, y poco después comienza un largo flashback, dentro del que se incluye algún otro, hasta llegar al momento que da inicio a la historia y continuarla desde ahí hasta su desenlace. 

El relato de Simon se alterna con otro, en tercera persona y pasado, que cuenta la historia de Irina, a quien el autor insiste en referirse como «la niña» durante buena parte de la narración, en apariencia sin una finalidad concreta: es evidente que se trata de ella.

Intercalado en el pasado de Irina se incluye el de el Afgano, antes de conocerla, a modo de flashback dentro de otro flashback, páginas y páginas que rompen el ritmo sin una finalidad aparente. De hecho, tal como ocurre con lo que hace la Araña tras su llegada a Estados Unidos, si se eliminan ambos relatos de la novela esta mejoraría al quitar estas digresiones que alargan la obra sin aportar contenido relevante.

Llama la atención que pese al elevado número de páginas (más de quinientas en su versión impresa) apenas pasan cosas, y las que suceden son tan tópicas que no resulta difícil predecir lo que va a pasar a continuación salvo, quizá, un par de excepciones, entre las que se incluye un final que, sin ser original, no es tan convencional como pudiera esperarse.

Entre los personajes destacan sobre todo Simon, cuya evolución es perceptible, e Irina, la ya no tan sorprendente heroína fuerte e implacable a la par que sensible. A ellos se suman Tom, amigo del protagonista, Arthur, su hermano, varios villanos y otros secundarios más o menos necesarios (¿qué aporta Arthur en realidad?) para que avance la narración, todos ellos dentro de los tópicos del género.

En resumen, «Cicatriz» proporciona lo que se espera de una novela de su género: entretenimiento, interés por continuar leyendo, cierta intriga, incluso empatía con los protagonistas, y todo ello sin apartarse de las convenciones, siendo tan eficaz en su cometido como olvidable tras terminar su lectura.

Además hay varias erratas en el texto, y en cierto momento tres millones de dólares pasan a ser dos.


***T***


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jueves, 3 de diciembre de 2015

Una novela Francesa, de Frédèric Beigbeder

Una novela francesa
Un roman français
Frédèric Beigbeder
Traductor: Francesc Rovira
224 páginas
Editorial Anagrama



Argumento:

El famoso autor francés Beigbeder, enfant terrible de las letras, es sorprendido por la policía tomando coca en la vía pública. Encerrado en una celda, rememora su infancia y juventud.


Comentario:

Esta segunda novela de Beigbeder que he leído, después de "El amor dura tres años", me ha gustado mucho más que la anterior. A raíz de un suceso penoso para él, su odisea en la celda de detención primero y en el Dépot de la Île de la Cité después, el mediático y rebelde autor nos intercala recuerdos de infancia. 

La narración pues, no es lineal. El autor salta de las anécdotas en la celda con los demás detenidos, sus opiniones sobre el estado sobreprotector de la salud de los ciudadanos (que, para él, es un recorte en la libertad individual), recuerda a otros famosos literatos encarcelados, viaja por las regiones de la memoria, ocultas bajo su primera aseveración de que no tiene recuerdos y analiza diversos temas, como el horrible trato dispensado a los detenidos y su opinión de que Francia tiene un sistema judicial y de detención medievales.

Cual Proust y su magdalena, Beigbeder rompe las barreras de su vivir en el presente, recuerda y hace un recorrido nostálgico por su árbol genealógico, remontándose a la I Guerra Mundial, con un abuelo que murió en las alambradas y a su familia de origen aristocrático y burgués, medio inglesa, a los veranos con el abuelo en el país vasco francés, su timidez con las chicas, su admiración y rivalidad con el hermano triunfador (que justo poco después de su detención recibiría la Legión de Honor), en un tono ligero, humorístico a veces, crítico y bastante sincero (sobre todo en lo tocante a las drogas y al retrato que hace de sí mismo). 

Beigbeder, como hijo (privilegiado) de nuestro tiempo, no solo hace referencias a obras literarias (Ronsard, por ejemplo) sino también a muchos aspectos de la cultura popular, sobre todo francesa (hay muchas alusiones a películas, series, canciones, etc). Eso no impide la comprensión de la obra, no obstante, ya que sus vivencias, pese a centrarse en un mundo y una época muy concreta, y sus temas, son universales: la infancia como parte más importante de la vida humana y su reconocimiento como un adulto infantil o un adulto que no crece.

También nos habla de sus matrimonios fracasados (es más partidario de la pasión que de la estabilidad, al parecer) y lo más importante, su amor por su hija. Especialmente emotiva la escena final de la novela, que cierra el círculo. El autor juega a hacer botar piedras sobre el agua con su hija como su hacía su abuelo con él, uniendo de este modo las generaciones.

En resumen, una novela que hace honor a su título, ya que con la excusa de contar su vida, el autor repasa una parte de la historia reciente de Francia, de sus hipocresías, de la burguesía, de la crisis de los adultos de mediana edad, de las contradicciones del amor y de la pareja, contado todo de forma muy ágil y con un cierto humor que la hace más interesante. No es que sea la obra maestra de todos los tiempos, pero se lee sin desagrado, y hasta logras empatizar con el autor, un tanto sentimental e infantil, pero se hace querer...



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lunes, 30 de noviembre de 2015

Muerte en el cepo, de Georgette Heyer

T.O.: Death in the Stocks, 1935
Editorial: Salamandra, 2015
Colección: Georgette Heyer
Traducción: Gema Moral Bartolomé
280 páginas
17 €
Ebook: 6,99  €

Argumento:

Cuando aparece el cadáver de Arnold Vereker, sus familiares no dan importancia a ser sospechosos sin coartada de su asesinato.

Comentario:

Si bien «Muerte en el cepo» es, principalmente, una novela de misterio, también destaca por el humor, presente en los diálogos ingeniosos que mantienen casi todos los personajes, en especial los pertenecientes a la familia Vereker, y por la sugerencia de un par de romances que se desarrollan casi en segundo plano, dando lugar a una obra menos convencional de lo que pueda aparentar.

Antonia (Tony) y Kenneth son los principales sospechosos con los que tiene que lidiar el inspector Hannasyde mientras investiga el asesinato de Arnold, y los mejores personajes de la novela: sinceros, directos, con un punto engañosamente frívolo y superficial. También destaca Giles Carrington, primo y abogado de los Vereker, que pone el toque de sensatez en el poco convencional mundo en el que se mueven los hermanos.

También aparecen otros personajes secundarios, desde la mujer que les atiende, Murgatroyd, a las respectivas parejas, Violet Williams y Rudolph Mesurier o una joven amiga, Leslie Rivers, quienes completan la lista de sospechosos, algunos con más cosas que ocultar que otros.

Curiosamente, el inspector Hannasyde, personaje que aparece en nueve novelas, no es en realidad el protagonista de «Muerte en el cepo», limitándose a ocupar un lugar secundario, con apariciones puntuales, hasta el punto de no ser él quien resuelve el caso pese a su indudable capacidad como investigador.

La narración sigue las convenciones del género: sospechosos, investigación, interrogatorios, descarte de sospechosos, un nuevo crimen, cambio de sospechosos, más investigación y resolución del caso, en esta ocasión de forma un tanto abrupta: si bien hay pruebas incuestionables quién ha cometido los crímenes, no se confronta al personaje con los hechos ni se llega a presenciar la detención.

En resumen, «Muerte en el cepo» es una novela entretenida, bien construida, con un toque de humor, que mantiene el interés (aunque las personas más avezadas posiblemente resolverán los asesinatos antes que los protagonistas) y destaca entre otras del género por las personalidades de sus personajes, tan pintorescos como atractivos.


Novelas protagonizadas por el inspector Hannasyde:

Muerte en el cepo (Death in the Stocks, 1935) 
Aquí hay veneno (Behold, Here's Poison, 1936) 
They Found Him Dead (1937)
Un instrumento contundente (A Blunt Instrument, 1938) 
No Wind of Blame (1939)
Envious Casca (1941)
Penhallow (1942)
Duplicate Death (1951)
Detection Unlimited (1953)


***T***

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jueves, 26 de noviembre de 2015

La isla de Alice, de Daniel Sánchez Arévalo


Editorial: Planeta, 2015
616 páginas
21,90 €
Ebook: 12,99 €

Argumento:

Tras perder a su marido en un accidente de coche que le sitúa en un lugar alejado de su ruta habitual, Alice se traslada a vivir a Robin Island con sus hijas Olivia y Ruby en busca de respuestas.

Comentario:

«La isla de Alice» es una de esas novelas que no es posible clasificar en un solo género, ya que incluye, en mayor o menor medida, pasajes y subtramas de misterio, romance y hasta una mezcla de historia iniciática y de superación personal, todo ello aderezado con humor y  positividad.

Empieza de forma dramática, con la protagonista en una situación en la que no encuentra otra opción que huir hacia delante en una búsqueda (¿de dónde regresaba su marido cuando sufrió el accidente?) que es también una forma de suportar el dolor, un viaje con el que pretende recomponer su vida y las de sus hijas, Olivia (también afectada por la pérdida) y la recién nacida Ruby.

La obra, redactada en primera persona, de forma no lineal (en varias ocasiones da breves «saltos» al futuro que sirven para incrementar el interés y la intriga por lo que sucederá en Robin Island y en la vida de Alice, o muestra el sueño recurrente de la protagonista, que cambia según pasa el tiempo y avanza en su «investigación») y dividida en cinco partes, que marcan las diferentes etapas en su evolución tras perder a su marido, está llena de simbolismos y detalles que enriquecen y dotan de complejidad a la narración.

Las cinco partes en las que se estructura «La isla de Alice» llevan los títulos, y citas, de conocidas novelas, todas relacionadas con lo que cuenta. «Moby Dick» relata la búsqueda obsesiva de Alice, decidida a descubrir si Chris le ocultaba algo. En «La isla del tesoro», ya en Robin Island, busca el tesoro/misterio/secreto de su marido. En «Robinson Crusoe» Alice, náufraga en una isla en la que no sabe en quién confiar, encuentra a su Viernes. En «El hombre invisible» resuelve el misterio de Chris y en «Alicia en el país de las maravillas» se encuentra a sí misma y su  lugar en el mundo.

Aunque puede dar una impresión de sencillez (parece que no pasan tantas cosas en las más de seiscientas páginas de la obra), esta es engañosa y, por debajo de esta apariencia se percibe una cuidada planificación que destaca en los detalles, algunos relacionados con el mar (los títulos de varias de las partes de la obra, el nombre del pez, Flint, las «peceras») y casi todos simbólicos, como el que atañe al tesoro que encuentra Alice (esa X del mapa). Incluso los nombres, desde ese Chris/Christ con el que se refiere a su marido hasta el de la isla (Robin se traduce como petirrojo y ella es pelirroja) tienen un significado.

Hay docenas de detalles, unos más claros y significativos que otros, pero todos intencionados, simbólicos, enriquecedores: los relojes que fabrica Alice, la tienda de lámparas que abre después, el trastorno obsesivo compulsivo que «contagia» a Olivia, el propio título, «La isla de Alice», tantos que sería difícil enumerarlos.

En resumen, aunque quizá algunos pasajes puedan hacerse demasiado extensos (la larga búsqueda de la primera parte o las «incursiones» por la isla), el autor, tal vez debido a su experiencia previa como guionista, logra que Alice sea una narradora convincente con la que se puede empatizar, que la mezcla de géneros no chirríe, que las diferentes tramas evolucionen de forma coherente y que se lea con creciente interés.


Nota: «La isla de Alice» es la novela finalista del Premio Planeta 2015.


***T***


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lunes, 23 de noviembre de 2015

La nostalgia feliz, de Amélie Nothomb

 La nostalgia feliz
La Nostalgie heureuse
Amélie Nothomb
Traductor: Sergi Pàmies
Editorial Anagrama
144 páginas

  Argumento:

Amélie Nothomb regresa a Japón con un equipo de rodaje para realizar un documental sobre su vida y su reencuentro con las personas y lugares que marcaron su infancia y juventud.

Comentario:

La nostalgia feliz es como se denomina en japonés a un tipo de nostalgia digamos positivo, en contraposición a su versión occidental de corte más bien triste. En esta breve novela de Amélie Nothomb, autora nacida en Kobe (Japón) pero belga de nacionalidad, se trata el tema de los recuerdos de infancia y juventud, del retorno al lugar donde sucedieron hechos que marcaron su vida y de cómo el tiempo hace que ya nada sea como antes. Como puede observarse, un tema muy "original".

Pero no quisiera ser cruel con la señorita Amélie, a la que sigo desde hace años, haciendo hincapié en la falta absoluta de conflicto de la novela (o dicho en cristiano: no pasa gran cosa en la no-historia, o anécdota argumental), en la frialdad de sentimientos que emana su escritura, en el aire de biopic no disimulado y en la falsedad que todo esto sugiere. Y no lo voy a ser en exceso porque, al menos, aunque de un tiempo a esta parte ha caído en picado en cuanto a literatura se refiere, con este libro parece remontar un poco, solo un poco.

Amélie regresa a Japón, seguida por un grupo de reporteros que pretenden hacer un documental sobre Amélie regresando a Japón. Al final, la metabiografía pasada por los medios se queda en un leve y superficial paseo sentimental por personas y lugares clave en el pasado de la autora, bien consciente de quién es ahora (de hecho, en algún pasaje se califica a sí misma como "una famosa autora"). Dice sentirse agobiada por estar siempre vigilada por la prensa (ya será menos, Amélie), pero, por otro lado, accede de grado a este viaje experimental a su pasado emotivo en compañía de varios periodistas que documentan los mejores pasajes, como el encuentro con su niñera japonesa o con su "novio" Rinri (del que dice jamás estuvo enamorada, sin embargo, tal pareciera que hubiera sido el romance del siglo).

Lo mejor de la novela es la prosa, brillante en ocasiones, no tan ingeniosa como acostumbraba en sus buenos tiempos, pero quizás más profunda y más seria. También algún comentario sobre los contrastes culturales entre Japón y Occidente (la autora parece admirar Japón con todas sus fuerzas, lo cual no impide que también lo ponga a la altura del betún en otras ocasiones). En cuanto a estructura, es lineal y simple. No se rompió mucho la cabeza la señorita Nothomb, pero ella tampoco ha sido nunca de experimentalismos radicales. Su originalidad y punto fuerte siempre ha sido el enfoque, el tamiz excéntrico e irónico de su visión, que se va perdiendo poco a poco en cada obra.

La novela es tan breve que se lee en un par de sesiones. Una se maravilla de lo mucho que le cunden las rentas a esta autora antaño rompedora, cuyas últimas novelas menos malas son, precisamente, las que la tienen a ella y a su vida por protagonista. Pero parece un filón ya agotado en cuanto a qué más nos puede contar. Es como volver siempre a lo mismo, Japón, Rinri, su hermana, su trastorno alimentario, su fama, sus anécdotas con los lectores... las referencias a obras propias incluso (en esta, hay varias alusiones a "Ni de Eva ni de Adán", que podría considerarse como una especie de primera parte de esta, o a esta una reflexión sobre aquella)..

En resumen, un ligerísimo repunte en la carrera literaria de una autora que va a peor y que cada vez tiene menos que contar. No irrita, pero tampoco emociona. Es fría hasta contando recuerdos supuestamente bellos, menos en algún pasaje donde se vuelca y parece abrirse y experimentar una especie de trance sobre la vida, los recuerdos, las personas que fueron importantes y ya solo producen indiferencia, etc. Como diría Heráclito, uno no puede bañarse dos veces en un mismo río.


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