jueves, 23 de julio de 2015

La chica del tren, de Paula Hawkins

The girl on the train
Paula Hawkins
Traductor: Aleix Montoto
Editorial Planeta
496 páginas

 
Argumento:

Rachel, una alcohólica, obsesionada con su ex marido, acosadora, depresiva y desempleada, toma todos los días el mismo tren para ir a Londres a no hacer nada, y cada día pasa por delante de la casa de su ex y de unos vecinos sobre cuyas vidas fantasea. Pero un día que está borracha ve algo que no debe...

Comentario:

Debe reconocerse a esta novela primeriza que logra su propósito de crear intriga sobre los hechos que suceden. Es lo que en lengua inglesa se conoce como un "page turner", una de esas novelas poco exigentes en lo literario cuyo único interés es "saber qué pasa al final".  En lo demás, no destaca en casi nada.

La prosa es muy simple, incluso básica, y la estructura, articulada en las narraciones intercaladas de tres voces en primera persona es totalmente fallida, en el sentido de que las tres mujeres hablan casi igual y parecen sufrir el mismo tipo de traumas y obsesiones. Porque pone al inicio el nombre de la persona que habla, que si no... muchas veces no sabríamos de quién se trata.

La trama es muy sencilla, pero lo peor es la forma de desarrollarla, con un inicio muy extenso donde se cuenta con detalle maniaco (y repetitivo) la rutina de Rachel, la voz principal de la historia, en el rol de "testigo no fiable" de un crimen. Este personaje, como todos los demás, cae bastante antipático. No me parece mal que haya personajes insoportables o llenos de defectos y sin ninguna virtud en las novelas (la vida real nos ofrece ejemplos), pero es que en este libro TODOS son odiosos: bebedores, violentos, obsesivos, mentirosos...

Aunque, como dije al inicio, la novela cumple la función de intrigar con su trama de thriller o novela negra sin policías (más bien tira por el thriller psicológico), hay graves defectos que no se pueden pasar por alto.

La autora resuelve el asunto principal recurriendo a un recurso que a mí me parece un poco "facilón". La protagonista testigo olvida un hecho importante relacionado con el crimen (tiene lagunas de memoria muy oportunas) y luego, de pronto, lo recuerda cuando conviene a la historia. Por no mencionar ese "clásico" del asesino "confesando" y contando con pelos y señales qué hizo y por qué, en lugar de negar todo. No se rompió nada la cabeza la escritora, desde luego, aunque también hay que reconocer que dedica muchas páginas a pintarnos los traumas y borracheras de Rachel para justificar sus "olvidos".

Llama la atención lo mala que es la investigación policial (aunque en realidad, el libro no se centra en ella, solo la cita de pasada, como es lógico). El propio asesino cuenta que cavó con sus manos en la tierra y se rompió las uñas, pero nadie en su entorno pareció percibir estos "pequeños detalles" que podrían haberlo delatado.

Entre los puntos menos negativos: el relatar una historia desde el punto de vista de personajes poco usuales en las novelas, con vidas nada relevantes y sumidos en los convencionalismos más comunes. Casi un retrato de la vida de la mayor parte de las personas, dominada por la imagen y la hipocresía, falsas vidas felices en hogares supuestamente perfectos, pero que ocultan vacío e insatisfacción.

Sí me ha gustado el ambiente ferroviario donde transcurre la acción. Me gustan los trenes. Son muy cinematográficos.

En resumen, una novela mediocre (y para mí poco interesante) que se puede leer en la playa o en el bus para pasar el rato pero que no aporta gran cosa salvo averiguar quién es el asesino, algo que tampoco sorprende mucho. Que nadie espere un desenlace espectacular.

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lunes, 20 de julio de 2015

El mal camino, de Mikel Santiago

Editorial: Ediciones B, 2015
430 páginas
19 €
Ebook: 7,99 €

Argumento:

Bert Amandale, escritor en crisis, decide visitar a su amigo Chucks tras varios días sin verle. Este le cuenta una historia con consecuencias imprevistas.

Comentario:

Alguien que haya leído la anterior novela del autor, La última noche en Tremore Beach, no tendrá dificultad para advertir los parecidos entre ambas obras: las dos están narradas en primera persona por hombres que están en crisis creativa (Peter es músico, Bert escritor), se han trasladado a vivir a otro lugar, tienen una familia a la que proteger (dos hijos uno, esposa e hija el otro), vecinos misteriosos y sueños extraños, de distinto origen, entre otras similitudes.

A favor de El mal camino cuenta una mayor revisión formal en la que apenas se aprecian algunas palabras fuera de contexto y, si bien al principio se pueden encontrar algunas escenas demasiado largas, hay pocas digresiones que saquen de situación en cuanto al tema principal, aunque el relato tras los hechos, como en la otra novela, puede restar parte de dramatismo a los hechos, si bien tanto Bert como su familia (Miriam, Britney, e incluso Chucks) despiertan más simpatía e interés que los de La última noche en Tremore Beach.

Como nota menos favorable está la previsibilidad de casi todo lo que sucede: es fácil adivinar quién será un traidor o la identidad de los villanos (dos de ellos se «confiesan» ante el protagonista, sin motivo, revelando demasiado pronto ciertos detalles), y el intento de sembrar la duda sobre la cordura de Bert, y antes la de Chucks (ambos adictos al alcohol y otras sustancias), es la única maniobra de despiste en una historia carente de sorpresas o grandes revelaciones.

En resumen, aunque las similitudes de personajes, argumento, evolución y estructura que hay entre La última noche en Tremore BeachEl mal camino pueden restarle «originalidad», esta es una novela correcta que cumple con su cometido de entretener y enganchar pese a la previsibilidad de su desarrollo y conclusión, y muestra un apreciable progreso narrativo respecto a la anterior obra del autor.


Así empieza El mal camino:

Todo comienza con Chucks no cogiendo el teléfono durante días, ni respondiendo al e-mail, ni dando señales de vida en el WhatsApp, lo que probablemente significaba que estaba metido en su sótano, grabando sin parar y durmiendo en un sofá.
Pero ¿y si le hubiera pasado algo?
Le escribí un mensaje el miércoles y después le intenté llamar el jueves por la noche, pero no tuvo el detalle de decir: «Perdón. Ocupado.» Y esa semana yo tampoco había estado muy ocioso que dijéramos: cuando no atendía las llamadas de la prensa, era Miriam y sus viajes a tiendas para comprar mantelerías, baúles, candelabros de bronce y otras chucherías para recargar nuestra ya de por sí recargada cueva provenzal. Así que no había sabido nada de Chucks en siete días y eso me preocupó.


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jueves, 16 de julio de 2015

Mujeres de agua, de Antonia J. Corrales

Editorial: Amazon
220 páginas
2,25 €

Argumento:

Mena recuerda a su madre, Jimena, tiempo después de su defunción.

Comentario (con SPOILERS):

Mujeres de agua es una de esas obras difíciles de reseñar: son tantas las cosas por comentar, los ejemplos que señalar, que inevitablemente quedará algo sin mencionarse.

Publicitada como segunda parte de En un rincón del alma (aunque se puede leer de forma independiente, ya que en esta se cuentan los principales hechos de la anterior), la historia, narrada esta vez por Mena en primera persona, ocupa buena parte de su extensión en recordar a Jimena, lo que hizo, la relación con su marido e hijos, las consecuencias de sus actos (huída, accidente) etc.

En lo formal se aprecia cierto caos, sobre todo en el primer tercio, tanto en el orden en que se relatan los hechos (la novela «salta» de una escena a otra de manera, en apariencia, arbitraria), como en la secuencia temporal (no se indica en qué fecha ocurre cada cosa. En un momento se sugiere que Adrian y Steven no pueden casarse, por lo que sería antes de 2005, y más tarde se menciona  la crisis, a partir de 2008, pero son «pistas» que no ayudan a saber cuánto tiempo transcurre desde el fallecimiento de Jimena) o los escenarios en los que se mueven los personajes (muchas veces parecen situados en el vacío, debido a la casi total carencia de ambientación u otras indicaciones), lo que puede producir confusión y desconcierto, además de requerir un esfuerzo de concentración para intentar situarse en el tiempo y el espacio.

También contribuye a dificultar la lectura, restándole fluidez, el uso de palabras que se dirían fuera de contexto, dando lugar a frases extrañas cuyo significado se hace difícil desentrañar .(«Pero su belleza y duración son, a veces, una impronta indebida.», «Mi padre permaneció dos meses en un limbo anodino.»,  « La familia, a veces, es más ajena y distante que el vecino trashumante de la habitación de un hotel.», «Que los hechos, dentro de una familia, son como los de una civilización, tienden a redundarse con los años.»).

La inclusión de palabras poco comunes («inquirió», «apostilló» «resoluta»), los párrafos que incluyen frases contradictorias («Presentí que tal vez no volviera a verle más. A saber de él. Al menos no como el Adrian que era para mí, que había sido. Sentí que mi hermano se iba, que se había ido en el momento en que leyó el diario de nuestra madre. Algo de lo que recogían sus páginas le había hecho cambiar. Quizá siempre había sido de aquella manera y yo no me había dado cuenta…») o el uso, erróneo en castellano, del «su» para referirse a partes del cuerpo, además de las múltiples erratas (unas palabras por otras, comas que parecen caídas sobre el texto a su capricho, ausencia de tildes, puntuación…) y cambios de los tiempos verbales de una frase a otra, contribuyen a aumentar la confusión en una narración ya de por sí desordenada y liosa.

Repite información en distintos momentos (la compra del herbolario, la infidelidad paterna, la publicación de las cartas de Jimena, la historia de Adrian, etc), la narración de Mena en primera persona, con las limitaciones que esto conlleva se transforma, cuando le conviene (el relato de la relación romántica/intima entre Remedios y Gonzalo, o entre Amanda y su ex) en omnisciente, relatando pensamientos, sentimientos y todo tipo de detalles que la narradora no podría conocer, algo muy común en novelas escritas en primera persona.

Sin embargo, quizá lo que más llama la atención son las incongruencias y contradicciones de la trama: ¿por qué es negativa la relación entre Jimena, su marido y Sara, y no se cuestiona la de Remedios, su marido Eduardo y Gonzalo?  ¿Cuándo se publican los diarios de Jimena? ¿Por qué no cuenta Mena a Amanda lo de la runa ni le muestra la nota de su marido? ¿Por qué no avisan a la policía? ¿Qué dificultad real hay para que Mena y Jorge estén juntos (algo más creíble que una diferencia de edad de siete años entre ellos, ya que no ven problemas en los quince que hay entre Adrian y Steven)?

Mención especial merece que el hecho de recuperar el herbolario que compartían Jimena, Remedios y Sheela en la anterior novela, En un rincón del alma, utilizado aquí como leit motiv y homenaje a los personajes, apenas se aprovecha más allá del relato de su restauración y posterior destrucción, sin que su nueva existencia sea significativa.

La última parte de la novela, tras demorarse en frases tan melodramáticas como llenas de obviedades, con menor contenido y profundidad de lo que aparentan, parece una carrera hacia el final, un resumen apresurado en el que las protagonistas toman decisiones tan absurdas como apresuradas.

En resumen, Mujeres de agua parece un borrador sin editar, que puede interesar a quienes disfrutasen con la lectura de En un rincón del alma y a incondicionales de su autora.


Cita de Mujeres de agua:

«―Andreas, ¿por qué la llamabas mujer de agua? —le inquirí.
—El agua es el origen de la vida, como vosotras, como todas las mujeres. Se mimetiza con las energías que la rodean, toma mil formas, igual que lo hacéis las mujeres. Además tu madre decía que todos los días importantes de su vida estaban pasados por agua —sonrió—. Ella era todo agua, todo energía y vida. Siempre pensé que algún día se perdería bajo la lluvia, porque el agua era su origen. Cuando se lo decía ella respondía que para protegerse de la lluvia tenía el paraguas rojo que le regaló Sheela.»


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lunes, 13 de julio de 2015

El abrazo infiel, de Olvido Hormigos

Editorial: RBA Libros
350 páginas
15€
€book: 7,99 €

Argumento:

Adriana Ortiz graba un vídeo erótico para su amante, quien lo difunde.


Comentario:

Es evidente que buena parte del interés que pueda despertar El abrazo infiel se deba a la escena con la que empieza la novela, esa grabación de un vídeo erótico (y su posterior difusión) que cambia la vida de la protagonista, Adriana, como le sucedió a la autora en su momento. Sin embargo, más allá del morbo de intentar averiguar qué partes son verdaderas o no (sobre todo en las escenas eróticas) quien sea capaz de separar la anécdota real de la ficticia y trascender el supuesto carácter autobiográfico de la historia, se encontrará con una primera obra bastante digna.

En el aspecto formal, llama la atención la casi total ausencia de «vicios» comunes a muchos autores primerizos: no abusa de los adverbios acabados en ―mente, ni de las frases hechas, maneja con soltura el flashback (tras saltar el escándalo se retrocede al momento en que se conocieron Adriana y su marido Antonio, entonces Toni) y, si bien utiliza mayoritariamente el punto de vista de la protagonista, en tercera persona, cambia con destreza al de Antonio, Rafa o Malena cuando considera necesario comunicar lo que piensan estos personajes. Además maneja con soltura el recurso de «crear intriga» al final de algunos capítulos, posponiendo la resolución de algún conflicto.

También destaca la capacidad de la autora para crear escenas significativas, tanto en las conversaciones entre los personajes como las de contenido erótico, resueltas con elegancia (quien espere un lenguaje vulgar o prácticas poco convencionales sufrirá una decepción) y siempre al servicio de algo, ya sea para resolver un conflicto, emocional o psicológico, o para dar profundidad a la personalidad de los protagonistas: debilidad, fortaleza, venganza, dependencia mutua, acercamiento, amor etc…

Los personajes principales (en especial Adriana, Antonio, Rafa y Malena) están dotados de una complejidad mayor de lo habitual: bien definidos tanto en lo emocional como en lo psicológico, actúan en base a las características de las que les ha dotado su autora y, si bien es cierto que alguno (Malena) es algo tópico y previsible en su papel de villana, también lo es que son bastante «reales», creíbles en sus conflictos, con quienes se puede empatizar en algunas ocasiones, rechazarles o compadecerles otras.

Otra característica poco habitual en una primera novela, es que trasciende el mero entretenimiento para tratar otros temas. Un ejemplo sería la falta de «humanidad» o empatía de algunos medios, capaces de «destrozar» a alguien por la audiencia. También critica la hipocresía social, que castiga a la autora del vídeo pero no a quien lo difunde, o a quienes reprochan su difusión pero lo miran y comentan.

De alguna manera, El abrazo infiel es una novela inciática que muestra el camino de la heroína hacia su libertad. A partir de la publicación del vídeo, la vida de la protagonista sufre un vuelco que no le deja otra opción que huir hacia delante, convertirse, como ella señala, en una versión de lo que la acusan, pero no en una puta, sino en una mujer libre. Para realizar esta metamorfosis Adriana regresa brevemente a su pueblo, Pozoamargo, un retorno simbólico a la época, antes de Toni, en que era feliz, se enfrenta a escollos y «ataques», ajusta cuentas tanto con el amante, Damián, como con el marido, y al final alcanza su meta en un final «abierto» que da testimonio de su logro.

En resumen, El abrazo infiel es una novela correctamente redactada y estructurada, en la que apenas se aprecian digresiones o texto sobrante (quizá el encuentro en el cine, cuya única finalidad parece ser incluir otro encuentro erótico de Adriana), se lee con agrado e interés, tan romántica como crítica, y en la que da la impresión de que la autora ha querido contar su versión de los hechos, exorcizar y superar lo sucedido.  



Cita de la novela (con SPOILERS):

«—Perdóname...
—No tienes que pedirme perdón, estamos a la par. Pero lo que le habéis hecho a mi tía no tiene nombre. Ella nunca ha querido pertenecer a este mundo. Esa zorra de Malena le tendió una trampa y tú no hiciste nada para salvarla.
—Te juro que lo intenté, te doy mi palabra.
—A estas alturas tú y yo ya no nos engañamos. Los dos sabemos lo que pasó: la entrevista era jugosísima. Lo tenía todo: morbo, una interlocutora inocente a la que manipular, la exclusiva... No me extraña que no te dejaran pararlo todo... Lo que no sé es hasta qué punto lo intentaste. Tú y yo sabemos muy bien cómo funciona el directo: siempre hay una salida, siempre puedes gritar, o dar un puñetazo en la mesa si quieres callar a alguien. Las consecuencias vienen después, con disculpas y despidos si es preciso... Y eso fue lo que te detuvo. Te importan demasiado el programa, tu nombre y tu puesto, como para sacar los pies del tiesto. Está visto que no lo harías ni por mí.
—Adriana, no digas eso, por favor...
—Enhorabuena —le interrumpió—, gracias a tu querida Malena, ahora ya eres el locutor más famoso de España.
—La echaré, haré que la despidan. La culpa es toda suya —insistió.
—Sí, seguro que ahora ella es la periodista más odiada de España, pero el caso es que no me importa. Ya no me importa ella, ni tú, ni el programa. Todos tenemos lo que queremos: tú eres el más famoso, ella será la periodista mala que más dará que hablar estos días, mi tía se siente como una mierda... Y yo...
—¿Qué? —preguntó Antonio con miedo de lo que le pudiera responder—. ¿Qué eres tú, Adriana?
—¿Yo? Yo soy la mujer más libre de España —contestó convencida, y de pronto lo vio todo claro, y llegaron hasta su boca un montón de palabras que explicaban esa claridad en su pensamiento—. Ya no me sentía deseada por mi marido y me decidí a hacer eso que todas las mujeres casadas y aburridas sueñan pero no se atreven a hacer realidad: me lié con un chico joven, guapo y cachas, y no por amor, solo por sexo, porque quería disfrutar con él como ya no lo hacía contigo. Yo me atreví a ser infiel, a tener una aventura y sentirme viva, y la gente me critica solo por eso, por atreverme, por buscar lo que no tenía: emoción, riesgo... Yo no he matado a nadie, no soy una asesina ni una criminal; únicamente buscaba algo de placer en mi vida y no me arrepiento. Para muchos seré la más puta, a lo mejor para ti también, pero ya estoy harta de agachar la cabeza, de pedir perdón, de esconderme, de intentar pasar inadvertida y sentirme culpable cada vez que alguien me mira mal o me critica solo por tener el valor de salir de la rutina y añadir algo de pasión a mi vida. Al único que tenía que dar cuentas era a ti, a nadie más, pero ahora tú me has liberado. Puede que yo sea la más puta, pero todos habéis salido ganando: Malena con la entrevista del año, tú eres de pronto el hombre más compadecido, el más leal por seguir conmigo a pesar de todo, el mejor marido... ¿Eso es lo que buscabais? Pues me alegro, porque yo también voy a tener lo que quiero: desde ahora voy a ser solo quien quiero ser. ¿Sabes qué, Antonio? Ya no me siento culpable. No he robado, no he insultado, no he cometido ningún delito... Y a partir de ahora, voy a hacer lo que me dé la realísima gana.»



***T***

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lunes, 6 de julio de 2015

El libro de Ivo, de Juan Cuadra

El libro de Ivo
Juan Cuadra Pérez
Fantacsy
400 páginas


Argumento:

La muerte de la Reina de los sueños hace que se desate el caos en la tierra. Un grupo de seres de otro mundo tratarán de poner orden y localizar al asesino.


Comentario:

Lo más destacable de esta extensa novela es que se trata de una pieza de fantasía urbana, una temática poco cultivada en nuestro país. He leído que hay influencias de Gaiman y de otros autores en el diseño del mundo imaginario y su expresión pero como no conozco esas obras no puedo juzgar hasta qué punto hay inspiraciones.

Así en principio, parece que tiene alguna idea original, especialmente lo relacionado con el Reino, el mundo fantástico donde vive Mab, la reina de los sueños y las pesadillas. Sin embargo, a mi modo de ver, estas ideas no se desarrollan todo lo bien que deberían.

Es decir, tras un comienzo interesante, donde vamos conociendo, mediante una narración que intercala varias líneas narrativas en diferentes tiempos (aunque no me queda clara la utilidad de esta división temporal), los dos planos geográficos de la historia, esta decae en favor de larguísimas descripciones de acciones un poco inconexas centradas en asesinatos, torturas, violaciones y todo tipo de hechos sangrientos. A mí estas cosas gore no me molestan si están dosificadas y tienen peso y relevancia en la narración, pero en este libro a menudo aparecen de forma repetitiva y machacona. En realidad, si lo pensamos bien, de las líneas argumentales que tenemos, casi todas se basan en perseguir a alguien o en realizar un sacrificio humano.

Así pues, la novela entra pronto en el terreno del caos y la confusión, y para mi, del aburrimiento. Sobran páginas y sobran personajes, que lo único que hacen es alargar aún más. La segunda mitad de la novela se me ha hecho bastante pesada. Considero que la trama es muy leve para tantas páginas, y la  línea más interesante, la de la búsqueda del asesino de la reina y los avatares de los habitantes del Reino queda diluida en un marasmo de crímenes urbanos y callejeros, descritos con detalle excesivo y gratuito.

La prosa, bastante sencilla, por no decir pobre en ocasiones, no contribuye a mejorar el panorama. Una historia como esta pedía algo más de lirismo, una creación atmosférica, algo que nos imbuya en una sensación onírica y sobrenatural.

La idea de que las pesadillas son el vertedero del alma o su alivio tiene su gracia, aunque una no deja de pensar, mientras lee el libro, cómo es posible que todo el mundo en esa ciudad tenga como secreto anhelo matar, violar y torturar a sus semejantes. A mí eso me ha parecido muy exagerado.

Tampoco entiendo el título, ya que Ivo es uno más de los numerosos personajes.

He leído que se trata de una serie, y que habrá más tomos. Francamente, no creo que lea los siguientes si siguen en la misma línea y vuelve a incidir sobre los mismos temas. Para los fans muy acérrimos de la fantasía y la acción está bien.

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