lunes, 30 de enero de 2017

El club de los mejores, de Arthur Gunn

Editorial: Ediciones B, 2016
408 páginas
19 €

Argumento:

Tras el reencuentro con un amigo de la infancia, Walter  Millar se ve envuelto en una investigación que le lleva de vuelta a su niñez y a su pueblo.

Comentario:

«El club de los mejores» pretende ser un thriller lleno de acción, misterio, giros imprevisibles y sorprendentes que se queda en el intento.

Desde el principio, con ese flashback en cursiva, situado en la niñez del protagonista y sus amigos, se intuye que el pasado tendrá una parte importante en la historia, será el origen y motivo de todo lo que ocurre en la actualidad (utilizar este recurso, repetido en  varias ocasiones a lo largo de la obra, con mayor o menor relevancia, sería absurdo si no tuviera un motivo y finalidad).

Toda la primera parte, desde la llegada de Cormac hasta su desaparición, está  llena de tópicos vistos y leídos en innumerables ocasiones por cualquiera que le guste el género, alargada de forma artificiosa por escenas de acción, digresiones y el creciente convencimiento de Millar de que las cosas no son lo que parecen, algo que se deduce desde el comienzo.

Esta colección de tópicos, por la que se puede adivinar casi todo lo que pasará mucho antes de que suceda (hay pequeños detalles imposibles de adivinar, alguno propiciado por escenas un tanto «engañosas»), está presente durante toda la novela, aderezada además con giros argumentales que se ven venir de lejos, cliffhangers utilizados de forma casi melodramática para anunciar situaciones que, en varias ocasiones, son anticlimáticas, absurdas y no merecedoras de tal «entusiasmo» («me llevó hasta algo que me dejó sin aliento», «lo que vi dentro me cortó la respiración»).

La narración en primera persona de un protagonista, Walter Millar, que puede resultar poco atractivo debido a las características con las que se le ha dotado (egoísta, egocéntrico, carente de empatía, al menos con Martha, su esposa, cuyos deseos y necesidades le son indiferentes), logra que el resto de los personajes queden desdibujados, meros comparsas al servicio de la trama (la de misterio, no la personal, que apenas tiene cabida en la obra), ya sea como amigos, enemigos, sospechosos o interés romántico.

La historia, que transcurre en Estados Unidos, cuenta con una ambientación que recuerda a otras novelas y películas del género, sin algo que destaque o llame la atención. Crosby es el clásico pueblo en el que nada parece cambiar con el paso del tiempo, ni las calles, ni el bar, el hotel o las personas que se dejaron atrás, a quienes se presenta, de alguna manera, como fracasadas.

Lamentablemente, la parte más «profunda» de la historia (las consecuencias de los actos, la culpa, el remordimiento, la amistad fraguada en la infancia, el retorno al hogar del que se huyó etc) queda muy desdibujada, otro recurso utilizado al servicio de la acción y el misterio, lo que da como resultado una novela llena de tópicos, previsible, tan entretenida y «adictiva» como fácil de olvidar cuando se acaba la lectura.  


***T***



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jueves, 26 de enero de 2017

Niebla, de Miguel de Unamuno

Niebla
Miguel de Unamuno
Austral
249 páginas


Argumento:

Augusto, joven rico y ocioso,  se "enamora" de una profesora de piano a la que trata de conquistar, pero ella ya tiene novio... Augusto comienza entonces un acoso a la joven, buscando apoyo en sus propios tíos, para convencerla de que se case con él, mientras filosofa y cuida a su perro Orfeo. Pero las cosas no irán bien y terminará, literalmente, cara a cara con su  "creador", el mismísimo Miguel de Unamuno.

Comentario:

"Niebla" no es propiamente una novela. Ya lo dice el autor: se trata de una "nivola", un nuevo género literario que rompe con la novela tradicional y permite al autor libertades nunca vistas, no al menos hasta la época de las vanguardias literarias y artísticas del siglo XX.

Sin embargo, al principio, la "nivola" parece novela.

Vemos a Augusto, un joven ocioso con poco mundo, salir a este después de haber vivido bajo la mirada de su madre, y conocer que existen las mujeres y el amor. Vemos sus charlas con Eugenia (una profesora de piano que le atrae), con su amigo Víctor, que curiosamente, también escribe "nivolas"..., con los tíos de la joven, uno de los cuales es anarquista teórico... Augusto, más que enamorarse, sufre de un súbito encaprichamiento por Eugenia, que, él mismo admite, es amor a todas la mujeres. Cada cosa que le ocurre le da pie a elucubraciones filosóficas más o menos interesantes, sobre la mujer, el amor, la existencia, que, sin embargo, están bien introducidas en el relato, sin llegar a cansar.

Por ejemplo, sobre la mujer se pregunta (junto con su amigo) si tiene "alma" o si acaso será un alma grupal, lo cual explicaría que, enamorado de Eugenia, de pronto, siente lo mismo por todas las mujeres con las que se cruza. Tal parece que Unamuno, sutilmente, nos hace un retrato humorístico y sarcástico del tipico Don Juan o mujeriego que quiere imponer su deseo a las mujeres.
«Pero ¡cuánta mujer hermosa hay desde que conocí a Eugenia! –se decía, siguiendo en tanto a aquella riente pareja– ¡esto se ha convertido en un paraíso!; ¡qué ojos!, ¡qué cabellera!, ¡qué risa! La una es rubia y morena la otra; pero ¿cuál es la rubia?, ¿cuál la morena? ¡Se me confunden una en otra! ...»

No se priva, desde luego, de ridiculizar al personaje, cuyos avances son frustrados por la libre decisión de Eugenia, que no quiere casarse con él, demostrando carácter y personalidad propia al preferir al novio pobre y gandul.
Tú estabas enamorado, sin saberlo por supuesto, de la mujer, del abstracto, no de esta ni de aquella; al ver a Eugenia, ese abstracto se concretó y la mujer se hizo una mujer y te enamoraste de ella, y ahora vas de ella, sin dejarla, a casi todas las mujeres, y te enamoras de la colectividad, del género. Has pasado, pues, de lo abstracto a lo concreto y de lo concreto a lo genérico, de la mujer a una mujer y de una mujer a las mujeres.

Después de que se consume el fracaso de su empresa, debido a cierto hecho que lo hace quedar como un auténtico idiota, el personaje toma decisión que convierte este libro en una  "nivola" y en un hito de las vanguardias: tomar un tren a Salamanca para entrevistarse con Miguel de Unamuno, autor de la novela. Entonces asistimos al duelo verbal entre ambos, cada uno de los cuales acusa al otro de ser una ficción. Naturalmente, el autor tiene la sartén por el mango y decreta el destino del personaje, que no puede resistirse, aunque no se priva de recordarle que "todos los que leen la novela terminarán igual", todos en el fondo son personajes en una ficción, quizás en el sueño de Dios.

Una historia tan sencilla en apariencia encierra múltiples lecturas y matices. Las reflexiones existencialistas (ya en 1915, cuando fue escrita la obra), las dudas sobre la niebla que nos envuelve, la realidad o no de nuestra propia vida, si no será un sueño (enlazando con "La Vida es Sueño, de Calderón"), el incipiente feminismo, incluso, otorgan a esta obra un valor superior que la convierte en toda una experiencia.

Lejos de ser una lectura ardua como podría dar a entender la temática o la forma, se trata de una novela entretenida, llena de diálogos (a veces algo cargantes, hemos de reconocer, debido a la repetición enfática de palabras y exclamaciones), salvo algún bache de ritmo por el medio; y sobre todo, tocada por el humor que desprenden las situaciones metanarrativas y metaliterarias, o el carácter del personaje principal.

Llama la atención, aparte de la ruptura de la "cuarta pared" mencionada, el carácter metanarrativo de la historia, que incluye no solo referencias a la obra que escribe Víctor, cuyo argumento es similar a la vida de Augusto, sino explicaciones del primero sobre cómo escribir una "nivola".

La prosa es clara y sencilla, alejada de barroquismos innecesarios, aunque sí trufada con alguna palabra un tanto añeja, de poco uso en la actualidad. En cuanto a los personajes, quedan definidos por algún rasgo concreto, apenas pinceladas, salvo el protagonista en el cual se detiene un poco más el autor. Casi todos ellos son extravagantes y diferentes: el escritor de nivolas, el tío anarquista "teórico" de Eugenia, su  novio, Mauricio, un vago de tomo y lomo... Y ¡el perro! que nos regalada un sentido soliloquio y oración fúnebre al final de la obra.

Miguel de Unamuno, escritor, filósofo y catedrático, perteneció a la Generación literaria del 98, pero su obra no pierde actualidad. En resumen, léanlo. Con más razón ahora, que desde 2017 ya está en dominio público.

Fragmentos:

Visita de Augusto a Unamuno
 
Cuando me anunciaron su visita sonreí enigmáticamente y le mandé pasar a mi despacho-librería. Entró en él como un fantasma, miró a un retrato mío al óleo que allí preside a los libros de mi librería, y a una seña mía se sentó, frente a mí.
Empezó hablándome de mis trabajos literarios y más o menos filosóficos, demostrando conocerlos bastante bien, lo que no dejó, ¡claro está!, de halagarme, y en seguida empezó a contarme su vida y sus desdichas. Le atajé diciéndole que se ahorrase aquel trabajo, pues de las vicisitudes de su vida sabía yo tanto como él, y se lo demostré citándole los más íntimos pormenores y los que él creía más secretos. Me miró con ojos de verdadero terror y como quien mira a un ser increííble; creí notar que se le alteraba el color y traza del semblante y que hasta temblaba. Le tenía yo fascinado.
–¡Parece mentira! –repetía–, ¡parece mentira! A no verlo no lo creería... No sé si estoy despierto o soñando...
–Ni despierto ni soñando –le contesté.
–No me lo explico... no me lo explico –añadió–; mas puesto que usted parece saber sobre mí tanto como sé yo mismo, acaso adivine mi propósito...
–Sí –le dije–, tú –y recalqué este tú con un tono autoritario–, tú, abrumado por tus desgracias, has concebido la diabólica idea de suicidarte, y antes de hacerlo, movido por algo que has leído en uno de mis últimos ensayos, vienes a consultármelo.
El pobre hombre temblaba como un azogado, mirándome como un poseído miraría. Intentó levantarse, acaso para huir de mí; no podía. No disponía de sus fuerzas.
–¡No, no te muevas! –le ordené.
–Es que... es que... –balbuceó.
–Es que tú no puedes suicidarte, aunque lo quieras.
–¿Cómo? –exclamó al verse de tal modo negado y contradicho.
–Sí. Para que uno se pueda matar a sí mismo, ¿qué es menester? –le pregunté.
–Que tenga valor para hacerlo –me contestó.
–No –le dije–, ¡que esté vivo!
–¡Desde luego!
–¡Y tú no estás vivo!
–¿Cómo que no estoy vivo?, ¿es que me he muerto? –y empezó, sin darse clara cuenta de lo que hacía, a palparse a sí mismo.
–¡No, hombre, no! –le repliqué–. Te dije antes que no estabas ni despierto ni dormido, y ahora te digo que no estás ni muerto ni vivo.
–¡Acabe usted de explicarse de una vez, por Dios!, ¡acabe de explicarse! –me suplicó consternado–, porque son tales las cosas que estoy viendo y oyendo esta tarde, que temo volverme loco.
–Pues bien; la verdad es, querido Augusto –le dije con la más dulce de mis voces–, que no puedes matarte porque no estás vivo, y que no estás vivo, ni tampoco muerto, porque no existes...
–¿Cómo que no existo? ––exclamó.
–No, no existes más que como ente de ficción; no eres, pobre Augusto, más que un producto de mi fantasía y de las de aquellos de mis lectores que lean el relato que de tus fingidas venturas y malandanzas he escrito yo; tú no eres más que un personaje de novela, o de nivola, o como quieras llamarle. Ya sabes, pues, tu secreto.

Lamento fúnebre del perro
»Esta es la revelación de la eternidad, Orfeo, de la terrible eternidad. Cuando el hombre se queda a solas y cierra los ojos al porvenir, al ensueño, se le revela el abismo pavoroso de la eternidad. La eternidad no es porvenir. Cuando morimos nos da la muerte media vuelta en nuestra órbita y emprendemos la marcha hacia atrás, hacia el pasado, hacia lo que fue. Y así, sin término, devanando la madeja de nuestro destino, deshaciendo todo el infinito que en una eternidad nos ha hecho, caminando a la nada, sin llegar nunca a ella, pues que ella nunca fue.
»Por debajo de esta corriente de nuestra existencia, por dentro de ella, hay otra corriente en sentido contrario; aquí vamos del ayer al mañana, allí se va del mañana al ayer. Se teje y se desteje a un tiempo. Y de vez en cuando nos llegan hálitos, vahos y hasta rumores misteriosos de ese otro mundo, de ese interior de nuestro mundo. Las entrañas de la historia son una contrahistoria, es un proceso inverso al que ella sigue. El río subterráneo va del mar a la fuente.

Definición de nivola

—Mi novela no tiene argumento, o mejor dicho, será el que vaya saliendo. El argumento se hace él solo.
—¿Y cómo es eso?
—Pues mira, un día de estos que no sabía bien qué hacer, pero sentía ansia de hacer algo, una comezón muy íntima, un escarabajeo de la fantasía, me dije: voy a escribir una novela, pero voy a escribirla como se vive, sin saber lo que vendrá. Me senté, cogí unas cuartillas y empecé lo primero que se me ocurrió, sin saber lo que seguiría, sin plan alguno. Mis personajes se irán haciendo según obren y hablen, sobre todo según hablen; su carácter se irá formando poco a poco. Y a las veces su carácter será el de no tenerlo.
—Sí, como el mío.
—No sé. Ello irá saliendo. Yo me dejo llevar.
—¿Y hay psicología?, ¿descripciones?
—Lo que hay es diálogo; sobre todo diálogo. La cosa es que los personajes hablen, que hablen mucho, aunque no digan nada (...). El caso es que en esta novela pienso meter todo lo que se me ocurra, sea como fuere.
—Pues acabará no siendo novela.
—No, será... será...nivola.

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lunes, 23 de enero de 2017

El jardín de las mentiras, de Amanda Quick

T.O.: Garden of Lies, 2015
Editorial: Ediciones B, 2016
Traducción: José Heisenberg
352 páginas
17,50 €

Argumento:

Ursula Kern, dueña de una agencia de secretarias, sospecha que han asesinado a una de sus empleadas y decide investigar.

Comentario:

Como es habitual en las obras de la autora, a la trama romántica se une otra de misterio, y cada una contribuye al desarrollo y avance de la otra, siendo la segunda la que tiene mayor protagonismo en esta ocasión.

Alternando distintos puntos de vista (a los de Ursula y Slater se unen ocasionalmente los de varios secundarios, relacionados con el crimen), la novela incide desde el principio en el empeño de la protagonista en averiguar si su empleada y amiga, Anne Clifton fue asesinada, lo que da lugar a entrevistas con personajes sospechosos, escenas de acción y espionaje, persecuciones etc, con pequeñas incursiones en el creciente romance.

La descompensación entre el espacio que ocupan las diferentes tramas puede ocasionar decepción a quienes prefieran la romántica, muy leve, sin apenas tropiezos o impedimentos para su desarrollo, basada en diálogos y atracción física, resuelta con la eficacia habitual en la autora.

En cuanto al crimen, investigación y resolución, siendo poco original y hasta previsible, se desarrolla con habilidad, tiene momentos de interés y destaca por la independencia de Ursula, capaz de meterse en líos, y resolverlos, sin ayuda de un Slater que aparece justo cuando ella se las ha arreglado para salvarse de determinadas situaciones.

Los personajes son típicos de la autora, una protagonista independiente, de cierta edad, en este caso viuda, capaz de hacerse cargo de su vida y un héroe atormentado y misterioso a la par que sensible a los que no dota de más matices para definir sus personalidades. Igualmente los secundarios, muchos de ellos relacionados con el teatro, antiguos actores y actrices al servicio de Slater Roxton debido a que su madre, Lilly Lafontaine, es una ex actriz reconvertida en escritora de melodramas, apenas tienen matices, dotados de leves excentricidades, entre lo dramático y lo humorístico, se limitan a cumplir su cometido, al igual que los bastante tópicos villanos.


En resumen, «El jardín de las mentiras» es una novela correcta y entretenida, que puede gustar a incondicionales de la autora, más a quienes les interese el misterio que a quienes prefieran el romance.


***T***

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jueves, 19 de enero de 2017

El vivo, de Anna Starobinets

 El vivo
Живущий
Anna Starobinets
Traductora: Raquel Marqués García
Nevsky Prospects
384 páginas

 
Argumento:

En una sociedad distópica futura el número de personas permanece invariable en tres mil millones. Cada vez que alguien muere, su código personal es transferido a otro que nace, quien podrá acceder a las cartas y documentos dejados "en la nube" por su anterior reencarnación. Pero un día nace Cero, un humano sin código y el sistema empieza a tambalearse.

Comentario (con algún spoiler):

Lo cierto es que la premisa de la novela (la inmortalidad o negación de la muerte a través de sucesivas reencarnaciones que el individuo puede conocer, pues guarda sus recuerdos y documentos en un almanacenamiento online) es atrayente. Así mismo, muchas de las ideas vertidas por la autora en la obra están dotadas de interés, como la forma de vida basada en varias capas de existencia, desde la primera (el mundo real), el mundo del "socio" (una especie de internet o red social), "luxuria" (un lugar donde se realizan todas las fantasías) y varias capas más.

Sin embargo, a mí me ha fallado, desde la perspectiva CF, un punto concreto que es saber cómo se logra esa "continuidad" vital solo interrumpida por la "pausa" y los "cinco segundos de oscuridad" (muerte física). Es decir, yo entiendo que en la novela la gente no se reencarna de verdad, sino que viven engañados por un sistema que incluso se engaña a sí mismo, ya que en ningún momento se nos indica por qué medios científicos o no se realiza esa "transferencia" (aunque tengo dudas ¿se reencarnan de verdad?). Pero en el mundo distópico todo el mundo, salvo muy contadas excepciones, se lo cree, hasta los jefazos de ahí. Y eso es algo que yo no me trago. Me ha recordado a la película "La fuga de Logan" con su organizado "carrusel"  (aquí un festival al que hay que acudir antes de cumplir x años, donde en realidad te matan al modo nazi: duchas que no son duchas), y que de igual modo parecía ser una forma de control social y de población, dirigido por un consejo secreto de personas que sobrepasaban los límites impuestos a los demás. Así que en ese aspecto, nada nuevo bajo el sol de las distopías.

Imagino (o quiero imaginar) que el interés de la autora no es inventar una sociedad creíble sino usar "el vivo" (la sociedad humana interconectada, y considerada como un solo organismo (de ahí las continuas alusiones metafóricas a comunidades de insectos como las termitas), como una metáfora de las actuales redes sociales y del auge de lo virtual sobre la "vida real" y sus valores. En este mundo, poca gente aprecia la primera capa, donde además apenas quedan animales (y los que quedan están como en reservas o zoos), y la existencia carece de sabor y de interés para personas mentalmente conectadas a una orgía de anuncios, servicios y diversiones. Hasta se ha privado al ser humano de su parte digamos más animal de apegos (los hijos son llamados "parientes" y retirados de las madres por el estado desde tierna edad, para evitar el "amor" familiar, algo cuyo objeto no he entendido del todo).

Por cierto, me ha resultado chocante y casi anacrónico que en esa "red" exista aún ¡la wikipedia! (con lo rápido que se desfasan estas cosas). Y algo "extraño" que la autora explicite con tanto énfasis uno de los mensajes subyacentes: el Amor todo lo puede, el Amor es lo más importante, tener hijos, la familia... En este punto no es precisamente sutil. Lo  malo es que cuando en una novela te dicen a las claras "la moralina" esta deja de ser eficaz. Lo ideal sería que lo dedujera el lector o mejor aún, que este tuviera un conflicto al enfrentar dos morales opuestas.

La obra está organizada en fragmentos dedicados a diversos personajes (en diferentes tiempos): Cero, el niño sin código, Cleo, el planetar (guardián del orden) Ef..., lo cual hace que la lectura no sea fácil ni cómoda. Se mezclan interrogatorios con informes, cartas, relatos en primera persona... que lejos de aportar una nueva visión enredan y entorpecen. Es cierto que empieza bien y continúa también bien, creando intriga suficiente para llevarte a pasar páginas, pero también lo es que, pasado cierto punto, empieza a caer en picado hacia los mares de la confusión, y remata con un final atropellado y bastante caótico que realmente no me ha satisfecho.

Sobre todo porque, dejando aparte la metáfora de las redes sociales, el resto de la distopía me ha resultado muy artificiosa, forzada y poco emotiva. No he empatizado con la vida de esta gente, ni me he aterrado (como sí me pasó cuando leí 1984, de Orwell, que logra comunicarte la angustia de vivir en un mundo opresor). De hecho, me ha parecido que este mundo no tiene nada de "opresor". La gente es feliz, salvo algunos disidentes. Viven contentos pensando que no mueren y gozando de miles de diversiones, pelis, series. A Cero, que es una anomalía entre ellos, lo que parece preocuparle es no estar dentro del sistema más bien. Con lo cual hay algo que me falla y me chirría, que no me convence. Sí, la autora hace alardes en la jerga y las convenciones del género CF, pero no me cala. Creo que la intención era buena y el propósito ambicioso, pero se ha desinflado por cargar las tintas en lo formal más que en el "alma" de la novela. O esa es mi impresión.

En resumen, una obra de ciencia ficción de la que esperas mucho  más cuando empiezas a leerla (más secretos, revelaciones impactantes e inesperadas, profundidad), y que, aunque en lo formal no está mal, a mí me ha dejado bastante fría.


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lunes, 16 de enero de 2017

Recetas para amar y matar, de Sally Andrew

T.O.: Recipes for Love and Murder, 2015
Editorial: Grijalbo, 2016
Traducción: Ángeles Leiva Morales
448 páginas
18,90 €
Ebook: 7,99 €

Argumento:

Tannie María van Harten comienza a escribir una columna de recetas y consejos para la Klein Karoo Gazette. Poco después una mujer aparece asesinada, ella cree que es una de las que le han escrito y decide averiguar lo sucedidio.

Comentario:

Entre lo más importante de una novela de misterio están tanto el planteamiento y resolución del mismo como la personalidad de su protagonista, en especial si, como es el caso de «Recetas de amor y muerte», está redactada en primera persona y es, además, el inició de una serie (la autora ya ha escrito una segunda entrega).

En cuanto al personaje principal, María está dotada de una complejidad  mayor de lo habitual, con características poco convencionales, tanto en lo físico (se describe como mayor de cincuenta años, baja, rellenita y con pasión por cocinar y comer) como en la personalidad: viuda de un hombre que la maltrataba, refugiada en la comida como consuelo, empática, decidida…

La forma de ser de la protagonista se une a una narración en la que una larga y detallada (excesiva) selección de recetas, tanto particulares como recomendadas a quienes escriben a su consultorio, convive con (repetitivas) descripciones de paisajes y, sobre todo, con las emociones y pensamientos de María, capaz de decir y creer algo y al tiempo, mediante un sutil subtexto, dejar ver una realidad diferente (el desarrollo de la relación con el teniente Henk Kannemeyer).

El resto de los personajes, vistos a través de sus ojos, están lo suficiente caracterizados como para ser reconocibles por sus diálogos y acciones, desde las compañeras de  trabajo en la Klein Karoo Gazette, Hattie y Jessie, hasta algunos de los sospechosos. Destacan en especial Dirk van Schalwyk (viudo de la asesinada Martine) y Anna Pretorius, amiga y enamorada de la fallecida, cuya intensa relación (empiezan enfrentados y acaban aliados) da un toque de humor surrealista a la novela.

La ambientación consiste principalmente en la descripción del entorno (paisajes, lluvia, calor, color), un resumen de la historia de Nelson Mandela (que fallece durante el desarrollo de la historia) y la utilización de palabras en afrikáans (se puede consultar un glosario al final de la novela, aunque en muchas ocasiones hay significados que se pueden deducir del contexto o conocer el significado es irrelevante).

Aun con ciertos excesos (las mencionadas recetas), los dos primeros tercios de la novela se leen con agrado y facilidad, desde la investigación  del crimen hasta la evolución de las relaciones entre los personajes, siendo sin embargo la última parte, cuando María descubre quién ha asesinado a Martine y por qué, la menos satisfactoria, quizá porque se opta por una resolución tópica, convencional y exagerada (la «cacería»).

A ello contribuyen largas escenas de «acción», que incluyen la larga charla entre la protagonista y el personaje que ha cometido el crimen, la confesión pormenorizada y posterior persecución a María, la búsqueda de Jessie (amiga de María y periodista de la Klein Karoo Gazette). La cantidad de páginas que se utilizan para resolver (más o menos) la trama romántica también «ayudan» a dar esa sensación de texto excesivo.

En resumen, «Recetas de amor y muerte» destaca por la «voz» de su narradora, el humor surrealista y unos métodos de investigación poco convencionales, y ni siquiera «defectos» como la tópica resolución del crimen logran empañar una lectura agradable y entretenida que deja con ganas de continuar leyendo los casos de Tannie María. (Por cierto, la lectura de las recetas que se incluyen al final  es opcional).


***T***


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jueves, 12 de enero de 2017

El dios asesinado en el servicio de caballeros, de Sergio Sánchez Morán

 El dios asesinado en el servicio de caballeros
Sergio Sánchez Morán
Fantascy
336 páginas

Argumento:

La detective paranormal Verónica Parabellum se encuentra el cadáver de un dios en su coche, pero no recuerda cómo ha llegado hasta allí. Con ayuda de un forense vampiro y de una amiga médium, tratará de descubrirlo, a lo largo de un periplo por el submundo esotérico de una Barcelona donde habitan todo tipo de seres mitológicos y fantásticos.

Comentario:

Como puede colegirse del argumento, se trata de una novela de tipo humorístico y fantástico (del subgénero "fantasía urbana"), con un cierto toque detectivesco, algo novedoso en España, que no en el mundo anglosajón (hay bastantes investigadores paranormales tanto en literatura como en audiovisual).

Narrada en primera persona, según los cánones de la novela de detectives, de la cual toma varios estereotipos, la historia empieza con fuerza "in media res", con la protagonista en medio de un ataque de amnesia que le impide saber cómo ha llegado a la situación descrita. La narración transcurre a partir de ahí de un modo bastante ágil y fluido, al que contribuye el interés por descubrir el mundo imaginario, poblado por seres de diversas mitologías (griega, hindú, nórdica, etc) y criaturas fantásticas (vampiros, fantasmas, etc) que conviven con los humanos sin que estos lo perciban más que tangencialmente en ocasiones, ya que los seres mágicos se ocultan con hechizos.

La novela, según mi opinión, va de más a menos. Lo más interesante es la descripción del mundo imaginario, aunque tampoco esté muy detallada; y sobre todo, el humor que salpica todo. Reconozco que me he reido con algunas de las ocurrencias del autor (puestas en boca de la protagonista), que son bastante ingeniosas. Sin embargo, conforme la novela avanza, el humor se diluye en favor de la acción, un tanto confusa y en exceso detallada (siempre según mi gusto).

Tampoco destaca mucho la investigación, con métodos clásicos del oficio de detective y otros tomados de la parafernalia paranormal (pistolas cargadas con balas especiales para criaturas fabulosas, etc), debido a que las tintas están cargadas sobre la parte fantástica y humorística. A menudo, la protagonista soluciona los asuntos de un modo que parece "casual" en exceso o con golpes de suerte o porque las cosas le vienen dadas, o esa es la impresión que me ha dejado. De todas formas, como dije antes, se trata de un defecto menor, ya que la investigación es una mera excusa para mostrarnos el mundo de Verónica, que, como personaje, cae bien, posee un canónico tormento del pasado (que no se explica en detalle), determinación, y un afilado sentido del humor, a pesar de ser algo cliché en otras cosas.

Quizás el autor no arriesga al no inventar su propia mitología (las que se describen parecen bien documentadas), pero tampoco creo que fuera su interés hacer algo "ambicioso" sino una novela entretenida, divertida a tramos (sobre todo al inicio), con fantasía suficiente para interesar a los aficionados a este género, ligera, sin pretensiones, aunque a mí, al llegar a cierto punto, se me empezó a hacer algo pesada y repetitiva (tanto en las expresiones, como en los chistes y situaciones). Otro punto de interés es la localización en tierras españolas, que permité hacer sátira sobre fenómenos como los periodistas mediáticos o la fama adquirida por los futbolistas, así como otras referencias culturales del país.

En resumen, una novela bastante ligera, correcta en su género, divertida e ingeniosa sobre todo al inicio, aunque quizás no demasiado original en sus planteamientos (ya vistos en obras similares anglosajonas) que creo que es el punto de partida de una serie con la misma protagonista. No sé si a los lectores de fantasías más adultas y profundas les podría satisfacer...

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lunes, 9 de enero de 2017

Cuéntame una noctalia, de Mónica Gutiérrez Artero

Editorial: Amazon, 2012
124 páginas
Ebook: 3,25 €

Argumento:

Grace regresa al pequeño pueblo transilvano donde reside su familia, decidida a quedarse a vivir allí.

Comentario:

La novela está correctamente redactada: no cuesta acostumbrarse a la voz narradora en primera persona y presente, las erratas son mínimas y aunque resulta desconcertante que la protagonista empiece a contar la historia cuando ya está instalada en la casa familiar, para relatar su llegada en el segundo capítulo, quizá para crear un (innecesario) golpe de efecto con la «invasión» de marines norteamericanos que da final al primer capítulo, esto no afecta al seguimiento de la historia.

Hay algunas imágenes bonitas y poco convencionales, en ocasiones un tono poético, aunque también se insiste demasiado en decir que el pueblo no se encuentra en todos los mapas, en un espacio demasiado corto, y casi con las mismas palabras, restándole fuerza y contundencia a la afirmación y el significado que se le quiere dar.

Quizá el mayor «fallo» de la novela es que no pasa (casi) nada: Grace describe el lugar y sus habitantes, la mayoría de ellos meros comparsas que se limitan a repetir en cada aparición el comportamiento con el que los ha caracterizado la autora para mostrar cómo es la vida y las relaciones en una población diminuta (poco más de trescientos habitantes).

A este no pasar casi nada se une la carencia de un conflicto real: el regreso de Grace al pueblo es la solución a unos problemas un tanto imprecisos (vivir en una ciudad demasiado grande, Londres, estar lejos de la familia, soledad, cansancio...). En ningún momento tiene dudas de su decisión, y queda claro que ni siquiera se plantea irse por amor (romántico), lo que ocasiona cierta falta de interés en una historia cuya conclusión se adivina desde que empieza.

El romance entre Grace y Cole (el marine) apenas ocupa espacio en la historia, casi no comparten escenas o diálogos, siendo el suyo uno de esos enamoramientos a primera vista cuyo cometido parece ser el de completar la idílica vida de una protagonista que cuenta la creciente atracción hacia el norteamericano con un tono casi melodramático y a veces negativo (le describe y percibe como una amenaza sin llegar a concretar el motivo).

«Cuéntame una noctalia», primera novela de su autora, pertenece, según ella, a un género llamado «feel good», consistente en crear una obra que haga disfrutar a quien la lea, lo que, al parecer, implica un desarrollo y final feliz, algo que en este caso se cumple: buenos sentimientos, personajes simpáticos, amor a la familia, unión entre habitantes de una pequeña comunidad, ayudar a quienes te rodean…

***T***

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